El papel higiénico

Por Nancy LUNA SORCIA

CHOLULA.- La historia del papel higiénico es de las más curiosas que existen. Es conocido también como: papel de baño, papel de wáter, rollo higiénico, papel de toilette o papel sanitario. Desde siempre el ser humano, tuvo la necesidad de higienizarse después de hacer sus necesidades.

Para conocer los orígenes del papel higiénico, debemos remontarnos muchos años atrás en el tiempo. Sorprende que no sea fácil hablar de cosas tan naturales como el aseo personal y la higiene de esta parte del cuerpo. Limpiarse tras haber realizado cierta operación fisiológica, tiene que ser necesariamente un hecho antiguo.

Tanto en la civilización sumeria o la de los antiguos egipcios, se sabe que hubo esclavos que atendían a sus señores palangana en mano, en este tipo de detalles. El agua era un eficaz papel higiénico, pero lo normal hasta tiempos no muy lejanos fue prescindir de esa higiene. Las personas refinadas del antiguo mundo grecolatino, utilizaron para limpiarse una esponja natural humedecida. Su uso que dio a este comercio gran prosperidad y auge en la Antigüedad; también se empleaban trozos de tela desechada.

El inventor del papel higiénico es el estadounidense Joseph Gayetty (1810-1890) en el año 1857 en Nueva York (EE.UU.). Este inventor padecía de hemorroides y los papeles de periódico que muchos empleaban le producían dolor. Por ello, puso todo su ingenio en crear el denominado “papel medicado Gayetty”.

Se trataba de un papel de tacto bastante suave, que contaba con una fina capa de “medicamento” que evitaba así las rozaduras en tan sensible zona de la anatomía humana. Era un producto vendido en paquetes de hojas individuales (todavía no existía el rollo de papel como lo conocemos).

El inventor del rollo de papel higiénico es el empresario británico Walter Alcock (1871-1947), en el año 1879 en Londres. Alcock, introdujo una importante novedad: en vez de vender el papel higiénico en láminas individuales inventó el rollo de hojas para arrancar separando cada porción mediante puntos perforados.

Pero como no se le permitía publicitar el invento no lograba resultados en ventas en una época como la victoriana, en la que hablar de ciertas cosas resultaba difícil. En las dos últimas décadas del XIX, los neoyorquinos Edward y Clarence Scott perfeccionaron el rollo de papel higiénico inventado en Londres, por Alcock.

Los Scott, que habían desarrollado una fábrica de manipulados del papel en Filadelfia, invirtieron en el desarrollo del producto que siempre pensaron que les haría millonarios. Su idea coincidió con la generalización en las casas, hoteles y restaurantes de un elemento importante: duchas, baños y retretes en habitaciones.