El día después del mañana de la revocación del mandato presidencial

* No alcanzó ni el 18% del padrón electoral “ganó el abstencionismo”

Por: Jorge GÓMEZ CARRANCO

CHOLULA.- El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), arrasó en la consulta sobre la revocación de mandato que se realizó el 10 de abril; sin embargo, se llevó una de las derrotas más fuertes de su gobierno, pues no compitió contra nadie y ningún partido convocó a sacarlo del poder: él pidió que se realizara la consulta y la oposición hizo un llamado a no participar. Muchos intelectuales, analistas, activistas y periodistas críticos señalaron en redes sociales que no acudirían a votar porque el ejercicio escondía un intento del presidente por golpear al Instituto Nacional Electoral, por ello la medida del éxito o fracaso de AMLO nunca fue el porcentaje de votos a su favor, sino la cantidad de gente que acudiera a votar; eso exhibiría la capacidad de movilización del presidente y de su partido morena, en pocas palabra, imaginemos un partido de futbol donde el único partido que salió a la cancha a jugar fue MORENA, ellos mismos organizaron el partidazo y ni así pudieron meter los goles que esperaban, sus seguidores disminuyeron año tras año, en el 2018 llegó a la presidencia con 30 millones de votos, en las elecciones intermedias del 2021 su coalición alcanzó 21 millones de votos y en la revocación de mandato lo respaldaron casi 18 millones.

El llamado de oposición a no votar alcanzó un porcentaje mayúsculo, los números cuentan la historia real y verdadera, durante los tres años que lleva en el poder, se volvió muletilla del presidente y los suyos contestar a las críticas con un “nos respaldan 30 millones de votos”. Han sido usados como arma retórica para presumir la legitimidad de un gobierno con un respaldo popular como no se había visto en décadas en México; hoy la pregunta es ¿Dónde quedaron esos 30 millones de votos? Pues apenas logró la mitad de esos votos, la baja participación ciudadana se dio a pesar de toda la promoción que se le dio al cuarto para las doce, a lo largo de todo el proceso de organización e incluso el mismo día de la votación, hubo una intervención reiterada y sistemática de funcionarios públicos que promocionaron indebidamente la consulta de la figura de López Obrador.

Morena buscaba en los resultados demostrar que AMLO fuera ratificado con al menos la misma cifra de votos del 2018 pero ¡oh decepción! no pudo tener el mismo impacto político, la consulta popular del año pasado, en donde pretendían enjuiciar a los expresidentes Morena logró que participaran 6 millones 663 mil ciudadanos, por lo que tampoco obtuvo el resultado esperado del electorado. En pocas palabras perdió el -55% de seguidores de los obtenidos en el 2018 (30 millones). Por que como ya les había mencionado anteriormente ni el 18% del padrón electoral salió a votar esta farsa, pues consideraron innecesario participar en este circo creado por MORENA. ¡Muy bien ahí México! Las caras de los Morenos lo dijeron todo; el resultado no puede ser vinculante debido a que no se llegó al 40% del total de la lista nominal que ronda en 92 millones de electores.

Y eso que el presidente, su gabinete y sus gobernadores se volvieron acarreadores de votantes al igual que algunos funcionarios públicos, legisladores etc. que recorrieron el país para promover programas sociales, operando a favor del voto en pro de Andrés Manuel y los beneficiarios de dichos programas fueron chantajeados indirectamente con el discurso de que no apoyar a AMLO correrían el riesgo de perder sus apoyos económicos, y aclaro que al menos 21 millones de personas del país reciben algún tipo de apoyo económico por parte del gobierno, pero ni esos fueron a votar.

Viene para Obrador la parte más ingrata del sexenio, su último tercio, en el que tendrá que dar resultados, porque los trucos ya no le funcionan, el culpar a los gobiernos anteriores y promover un mejor futuro ya no le alcanza para la elección del 2024. La consulta de revocación de mandato sirvió para exhibir el desgaste político y de gobierno que ya tiene, esto fue una radiografía a un pueblo mexicano que se cansó de sus mentiras y locuras, hoy por hoy ya no lo acompañan en sus tontas aventuras de ego, el líder por otra parte demostró con este ejercicio que su apuesta no es por hacer un buen gobierno, sino por hacer una buena campaña política. Como político en campaña es un éxito, como gobernante ha sido un fracaso, lo suyo es el temple, no la administración, el discurso, sus acciones dejan mucho que desear, en pocas palabras Obrador es un vendedor de esperanzas y sueños, más no un gestor de beneficios.