Por Salvador ESPINA
CHOLULA.- En Puebla hay un fenómeno que ha llamado la atención de las y los poblanos, ¡y cómo no verlo! pues nuestro estado se ha tapizado de pies a cabeza de vallas y espectaculares de los aspirantes a la gubernatura de nuestro estado para la elección de 2024.
Como pocas veces, las y los aspirantes se han esforzado en promocionar y difundir su imagen, con la esperanza que eso sea el factor que, primero les de la candidatura respectiva de sus partidos, y después generen el conocimiento necesario para darles posibilidades de salir con la mano alzada en la elección del próximo año.
En este sentido vale la pena resaltar algunas cosas que no parecen cuadrar, en especial con algunos aspirantes que particularmente se han visto descarados en la publicidad de su imagen. Uno mediante una revista que dudo muchos hayamos visto en nuestra vida, mostrándolo como liderazgo poblano, y el otro, bajo la fachada de autor de un libro poco relevante para la academia mexicana. Sin embargo, ambos temas se han promocionado a la par de los últimos estrenos del cine o Netflix.
Lo segundo que seguramente nos preguntamos más de uno, es cuánto se han gastado en esta publicidad y de dónde está saliendo todo ese dinero. Esta colocación de propaganda a ojos de todos es atentar contra la honorabilidad democrática que deben tener los políticos, así como el abuso de la ley para poder perpetuar sus imágenes en la mente colectiva.
Sin embargo, esta publicidad, en la que a veces encontramos el mismo espectacular con 300 metros de distancia entre cada uno, lo que roza con lo ridículo, pero que, a la vez, ha puesto el ritmo y las “reglas” del juego de hoy hasta el día de la elección.
Ante ello, los demás aspirantes han comenzado a participar en la misma dinámica de tapizar Puebla. Esto generará probablemente una sobresaturación a la gente y provoque incluso mayor rechazo a la política y a los partidos conforme se acerquen las elecciones, moviendo el padrón electoral a una polarización, e incluso a una repulsión a participar en los comicios.
Por último, me permito considerar que, si bien, estas elecciones serán feroces, las fuerzas políticas deben buscar mantener una compostura y lealtad a la legalidad y democracia mínima para tener un mejor y más transparente proceso electoral, un poco utópico, pero al final, debemos trabajar por ello. Así como para ver si toda esta “vallada” beneficiará o incluso perjudicará a las y los aspirantes en su búsqueda de relvar al gobernador Sergio Salomón.