CHOLULA.- Señores y señoras, reciban un cordial saludo a la manera tradicional, como dicen ustedes, de felices veinticuatro horas de sobriedad. Mi nombre es Fátima Jazmín, hija de un alcohólico anónimo.
Cuando yo tenía siete años vivíamos felices mi papá, mi mamá, yo y dos nietas de mi mamá. A mediados de junio, mamá se sintió mal por una hernia y la trasladaron al Hospital Ticomán, donde estuvo internada, la operaron y salió mal. En agosto la trasladaron al Hospital Enrique Cabrera, donde estuvo en terapia intensiva. Desde que ingresó al hospital, mi papá nos llevaba a la escuela a las ocho de la mañana, de ahí se quedaba en su trabajo hasta la tarde, luego se iba a su Grupo al Distrito y al Área. Terminando sus actividades como Miembro de Comité, se iba al hospital con mi mamá y se quedaba con ella, llegaba muy temprano a la casa para llevarme a la escuela.
Yo veía a mi papá muy cansado, porque decía que dormía dos o tres horas diarias, y yo sentía muy feo el no ver a mi mamá, le preguntaba a mi papá y él me decía casi llorando que mi mamá estaba bien, pero su rostro me decía otra cosa. Tanto él como yo vivíamos mal, no había dinero para los gastos de la escuela, de alimentación y uniformes, menos para su transporte.
Yo veía que platicaba mucho con los compañeros del Distrito, le brindaron mucho apoyo a mi papá. En esos días yo me quedaba a dormir con un medio hermano que era hijo de mi papá. Yo me daba cuenta de que mi papá sufría mucho, no sé cómo le hacía, pero todas las mañanas me daba dinero para la escuela. Veía que mucha gente le preguntaba por mi mamá, yo le decía que ya quería ver a mi mamita, él me contestaba que no dejaban entrar niños en el hospital.
Cada día me desesperaba más, a veces, cuando iba por mí a la escuela, me platicaba de las cartitas que le enviaba a mi mamá, donde le decía que ya recuperara; papá decía que mamá le respondía que ya pronto regresaría, yo hasta quería llorar. Esto fue durante tres meses y días. Dios se llevó a mi mamá el 30 de septiembre de 2013, a las cuatro de la tarde. Cuando ella falleció, estuvieron los grupos, Distrito y Área; como casi conocía a todos los alcohólicos, los vi acompañando a mi papá en la velación de mi mamá.
Desde esa fecha vivo con mi papá solamente, hoy sé que Dios tiene a mi mamá en el cielo, porque todas las noches salgo a verla, su lucero es grande; sé que ella me está cuidando y en ocasiones platico con ella y el día de hoy estoy agradecida con los alcohólicos.
Quise mandar esto porque mi papá es coordinador de la revista Dimensión AA. Los felicito y les deseo paz y felicidad.
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