Ingredientes, 6 personas
2 cebollas medianas. Cuanto más dulces sean mejor.
1’5l litro de caldo casero
Puede ser de carne o verduras
Queso rallado. El original es el Grüyere pero puedes utilizar cualquiera, a tu gusto
1 cucharada de mantequilla
1 vaso de vino blanco
6 rebanadas de pan de uno o dos días
2 cucharadas de harina de trigo
Sal y pimienta
Aceite de oliva
Preparación
1.- Pelamos y cortamos la cebolla en tiras finas. Después en una sartén, echamos un chorro de aceite y la mantequilla. Calentamos a fuego suave, hasta que se derrita la mantequilla y se integre al aceite. Una vez hecho añadimos la cebolla, salpimentamos y dejamos cocinar, removiendo de vez en cuando unos 10 minutos. Hasta que quede blandita. 2.- Ahora añadimos la harina y la removemos mientras se va cocinando, para eliminar su sabor a crudo. Esta harina le dará un poquito de cuerpo a la sopa de cebolla. Dejamos cocinar 3 minutos y después añadimos el vino blanco. Dejar cocinar 2 minutos más para que evapore el alcohol. 3.- Añadimos el caldo caliente. Removemos durante dos minutos para eliminar posibles grumos y dejamos cocinar a fuego medio durante unos 15 minutos más. No subas mucho el fuego porque al llevar harina, si podría irse al fondo y se quemarse, arruinándonos la receta. 4.- Para terminar, colocamos la sopa de cebolla en cuencos individuales. Deben ser resistentes al horno. Les ponemos una rebanada de pan del día anterior encima. Y encima del pan queso y, ¡Al horno, con el grill puesto a 200ºC! Hasta que se haya gratinado bien.