CHOLULA.- Recuerdo vagamente, que un día me sentí mal, vacío, insatisfecho, pero nunca supe ni pregunté el por qué. Ese día me invitaron a una fiesta en donde me prometieron que encontraría lo que necesitaba, eso me animó un poco y decidí acudir, ¡que más me daba!
Llegando a la fiesta encontré un gran bullicio y sucedió que conocí a un amigo muy agradable, simpático y bien presentado; muchos querían estar con él y disfrutaban de su compañía, total, que a mí también me cautivó. Me invitó a integrarme a la conversación y logró que participara en el baile, hasta me presentó a varias chicas bonitas y agradables. Dese ese día lo hice mi amigo predilecto.
Pronto empezaron los problemas con mis antiguos amigos, por principio, rechazaron a mi nuevo amigo, me dijeron que no me convenía, que me llevaría por el mal camino, pero yo no les hice caso; pensé que estaban celosos o tenían envidia de esa amistad… si supieran qué agradable era mi nuevo amigo… en fin, me alejé de mis antiguos amigos y me uní más a él.
Después mi esposa empezó a reclamarme. La primera vez que lo llevé a casa se molestó ligeramente; posteriormente se irritaba, me rechazaba y me corría de la casa cada vez que llegaba con él; me gritaba que lo prefería a él que a ella y a mis hijos; me salía indignado con mi amigo pues él si me comprendía, por lo que tomé la decisión de irme a vivir con él.
Hoy me encuentro solo, sin familia, sin trabajo y sin mi amigo, pues ya se aburrió de mí; dice que yo no tengo dinero para mantenerlo y que ya no le interesa estar conmigo porque estoy acabado. Ahora busco a nuevos amigos que me ayuden a olvidar a ese que me destruyó.
Todavía creo recordar vagamente su nombre, se llamaba alcohol. Actualmente me encuentro en Alcohólicos Anónimos y estoy empezando a recuperar a mi familia.