Santa Claus

Por Nancy LUNA SORCIA

CHOLULA.- Tal vez el más importante de los antepasados de Papá Noel sea Nicolás de Mira, luego conocido como San Nicolás de Bari. Nació en el Siglo III, aproximadamente (de esos tiempos no se tienen demasiadas precisiones) en el año 270. Su familia tenía una excelente posición económica y eran

devotos cristianos. Vivían en lo que hoy es Turquía. Pero sus padres fallecieron víctimas de la peste siendo Nicolás adolescente. El joven heredero donó toda su fortuna a los más necesitados y se dedicó al sacerdocio en la actual Turquía. Prontamente fue nombrado obispo de Mira.

Las versiones del meteórico ascenso son varias e imprecisas. La leyenda hagiográfica habla de una disputa irresuelta entre sacerdotes que lo encontró en el momento preciso en el lugar indicado. Había muerto el obispo de Mira y no se ponían de acuerdo en quién debía ser su reemplazante; hasta que alguien hastiado de la situación dijo que sería consagrado obispo de la ciudad el próximo sacerdote que ingresara al templo. Y ese fue el joven Nicolás. Aunque ya no se pueda comprobar nada de eso, probablemente, la historia real tenga menos de casual y el poderío económico de su familia haya tenido mucho que ver.

A Nicolás se lo suele describir blandiendo una personalidad decidida pero con carácter amable. Decisiones firmes y buenos modos con una gran capacidad de oratoria y sentido práctico. En su lucha contra el paganismo hizo derribar el templo dedicado a Artemisa y fue uno de los principales impulsores de la condena al arrianismo (negaba la divinidad de Cristo) en el Concilio de Nicea.

Como gran parte de los personajes públicos y cristianos de la época fue perseguido y encarcelado. Hasta se sostiene que uno de los castigos que le infligieron fue la quema de su barba. Y que mientras el penetrante olor al pelo quemado inundaba la sala, el calor subía hasta sus ojos, y la piel del rostro empezaba a lacerarse por el fuego, Nicolás siguió firme en su diatriba contra la adoración a dioses paganos. Finalmente, años después el emperador Constantino lo liberó de la prisión.

Murió en Myra el 6 de diciembre del 343 (también pudo haber sido en el 344 o en el 345 o, tal vez, en el 353: nadie sabe con certeza). ¿Por qué se lo conoce como San Nicolás de Bari si vivió, triunfó y murió en Mira? Porque tras la invasión musulmana, 700 años después de su muerte, un grupo de fieles sacó de la ciudad, a escondidas, sus reliquias y las trasladó al ciudad italiana, donde se encuentran en la actualidad. Esta doble radicación y la atribución generosa de múltiples milagros hace que San Nicolás -para algunos de Mira y para otros de Bari- sea venerado tanto en Oriente como en Occidente. Su nombre era invocado ante catástrofes naturales, peligros inminentes, tragedias, naufragios y demás desgracias. Su nombre se difundió por todo el mundo. Tanto es así que llegó a haber más de dos mil templos dedicados a él. Es patrono de Turquía, Grecia y Rusia. Y también es a quien oran los marineros en caso de tempestades violentas.

Todos estos datos e informaciones son más que inciertos. Las primeras biografías (hagiografías, en realidad) que se intentaron sobre él se encararon a casi dos siglos de su muerte. Por lo tanto, más que en testimonios o en documentos, la información proviene de leyendas orales que se fueron transmitiendo de generación en generación