Por Nancy LUNA
CHOLULA.- De trigo, de maíz, de arroz, de avena, con o sin chocolate, caramelo o miel; los cereales son uno de los desayunos que nunca faltan en la mesa de cualquier casa. Ricos, nutritivos y con una amplia variedad de beneficios para nuestro organismo, quizá te interese saber que su origen fue más o menos por casualidad.
Los cereales surgieron en los Estados Unidos, primeramente concebidos como un aliado para la digestión. Fue James Caleb Jackson, un médico que dirigía un centro psiquiátrico en la ciudad de Nueva York quien ‘inventó’ en 1863 los cereales con la base de la harina con la que se preparaban las galletas Graham, muy populares para el desayuno. Jackson buscaba una buena alternativa vegetariana y que no se deshiciese al echarle le che, como sí sucedía con las galletas, cosa que le molestaba mucho.
Sin embargo, fue John Harvey Kellogg, un cirujano que dirigía un sanatorio en Michigan quien cogió la receta original de Jackson, la adaptó y la llamó ‘granola’. Esta ‘granola’ se convirtió en parte del menú fijo para sus pacientes, para los que se preparaba como opción de desayuno sano y ligero.Sin embargo, fue en 1906 cuando Kellogg y su hermano pequeño, Will Keith Kellogg, darían con la fórmula que les daría el éxito definitivo: cereales planos de maíz, a los que llamaron ‘Corn Flakes’. El pequeño de los Kellogg añadió azúcar a la receta y comenzó a comercializarlos en masa bajo una marca con su apellido, Kellogg, convirtiéndolos en la opción favorita del desayuno en aquella época.
Tras su éxito, los hermanos Kellogg probaron diferentes versiones de sus cereales, con otros ingredientes como avena o trigo. Ahora bien, no les faltaron competidores: en 1910, la empresa Quaker Oats, especializada en copos de avena,c comenzó a comercializar arroz inflado y poco después, por accidente, llegaron los Wheaties , unos copos de salvado de trigo que ayudaban con la digestión y con los problemas de estreñimiento, después de que un médico vertiese una mezcla de salvado de trigo en un fuego de cocina, que se convirtieron en un rotundo éxito.
Hacia los años 60, en plena época del baby boom, se disparó el consumo de cereales entre la población. Comenzó la producción de cereales destinados exclusivamente a los niños, con pintorescas mascotas, muy coloridos y con un extra de azúcar.
En la actualidad, los cereales buscan convertirse en el desayuno ‘sano’ por excelencia. Muchas marcas apuestan por una reducción en los contenidos de azúcar y colorantes, por opciones aptas para todas las dietas y por contener nutrientes concretos. Más de un siglo ofreciendo alternativas de un alimento que nació por accidente, porque a un médico le ‘molestaba’ que sus galletas se deshiciesen demasiado rápido en la leche.