Riesgo Político América Latina 2024

Por Jorge GÓMEZ CARRANCO

CHOLULA.- El índice de Riesgo Político América Latina va por su cuarto año y se consolida como un insumo relevante para los tomadores de decisión de la esfera pública y privada. Durante estos años, el índice ha podido identificar riesgos que han venido aumentando con preocupación: el crimen organizado, la corrupción, la desafección democrática y la gobernabilidad bajo presión. 2024 se perfila como un año complejo e intenso para América Latina, enmarcado en un contexto internacional caracterizado por una gran incertidumbre y volatilidad geopolítica y económica. En efecto, el 2023 el mundo sufrió su tercer año más violento desde la II Guerra Mundial, sólo superado en número de muertos por la guerra de Corea el año 50 y la masacre en Ruanda en 1994. En este actual escenario de polycrisis, hay que poner foco en la evolución de varios conflictos como los de Ucrania-Rusia, Israel-Palestina, China-Taiwán, y la rivalidad estratégica entre Estados Unidos y China, que compiten en América Latina por el acceso a activos estratégicos claves para la transición energética. Por último, la mayor presencia de actores no estatales en los conflictos bélicos genera una nueva fuente de inestabilidad a nivel global. En materia económica, el FMI proyecta una disminución del crecimiento económico global, pasando de un 3,0% en 2023 a un 2,9% en 2024, cifra que está por debajo del promedio de 3,8% registrado entre 2000 y 2019. Los pronósticos más pesimistas anticipan cuatro D: desaceleración, desinflación, deuda y des globalización. A lo anterior se suma un “tsunami electoral”, el mayor de la historia, con alrededor de 80 procesos electorales en unos 70 países a nivel mundial. Obviamente muchas de estas elecciones no son sinónimo de más democracia, ya que en varios países autoritarios esas elecciones serán una farsa. De todos estos procesos electorales destacan, por su impacto geopolítico, económico y para el futuro de la democracia tanto a nivel global como latinoamericano, las elecciones en Estados Unidos del 5 de noviembre, donde es muy probable que se repita el enfrentamiento de 2020 entre el presidente Joe Biden y el ex presidente Donald Trump. El líder republicano, pese a sus numerosos desafíos judiciales, encabeza de momento las primarias de su partido y también la mayoría de las encuestas frente a Biden. Pero aún faltan 10 meses para ir a las urnas y múltiples factores pueden afectar la elección.

En el terreno político, los gobiernos latinoamericanos continuarán enfrentando una triple amenaza que está erosionando el estado de derecho y la calidad de las democracias en la región y complicando la gobernabilidad. Estos desafíos incluyen el crimen organizado, la corrupción sistémica y el populismo autoritario.

México vivirá una mega-elección el 2 de junio, con más de 20.000 cargos en juego. La contienda mayor será entre dos mujeres, garantizando que México tendrá por primera vez una presidenta electa. Claudia Sheinbaum, exjefa de gobierno de Ciudad de México y candidata oficialista, lleva la delantera en las encuestas. Su rival, Xóchitl Gálvez del PAN, lidera la Alianza opositora “Frente Amplio por México”, que incluye a los partidos tradicionales PRD, PRI y el PAN, recordemos que Caballo que alcanza GANA y están a un paso de perder la elección presidencial los de MORENA.

En resumen, la región viene atravesando una etapa de cambio político profundo, marcada por un lado por un crecimiento económico mediocre y desafíos estructurales heredados del siglo XX (pobreza, desigualdad, informalidad, inseguridad y corrupción) y, por el otro, nuevos retos y oportunidades propios del siglo XXI, tales como la IV revolución industrial (inteligencia artificial), el cambio climático y la transición energética. Esta brecha entre la magnitud de los problemas y desafíos mencionados y la capacidad menguada de los gobiernos para dar respuestas a los mismos trae como consecuencia la combinación explosiva de “sociedades fatigadas, calles calientes y urnas irritadas” que desgastan rápidamente a los mandatarios, vuelven la gobernabilidad crecientemente compleja y pondrá a prueba la estabilidad política.