Por Epigmenio ROJAS CASTRO
CHOLULA.- Policías municipales lograron recuperar una camioneta reportada como robada en Momoxpan, la cual lograron ubicar en Manantiales, al dar una respuesta inmediata al llamado de la víctima.
Ciudadano se dio cuenta le habían robado su camioneta Nissan NP 300 modelo 2015 color blanca, que había sido robada en la Junta Auxiliar de Santiago Momoxpan, por lo cual de inmediato dio aviso a la policía municipal, proporcionando la información necesaria para que la pudieran ubicar.
De inmediato fue enviada la información a todos patrulleros, a efecto de que trataran de ubicarla, lo cual ocurrió en calle Lago de Pátzcuaro y Río Rabanillo, en la junta auxiliar de Rafael Ávila Camacho “Manantiales”.
Respecto a quienes se la habían robado, no se encontraban ya en el lugar, así que solo la unidad fue llevada ante la autoridad competente, a efecto de que el realizara el trámite correspondiente y así recuperar su unidad.
Medicina y Corrupción
Por: Dr. Omar Josué ROJAS VÁZQUEZ
CHOLULA.- Decía Thomas Hobbes allá en los 1600, que el conocimiento es poder, sin embargo, dos siglos más tarde, Lord Acton, acuñaría el dictum que cierra el círculo, pues decía que el poder corrompe, y el poder absoluto, corrompe absolutamente.
Siempre se ha atribuido esta frase a la política, sin embargo, hay otros actores con rasgos de poder en la sociedad, maestros, sacerdotes, médicos, surge la duda: ¿Es entonces el médico un ser corrupto? ¿Incorruptible?
La esencia del médico en sí, obedece a directrices que encausan su actuar dentro del seno de la ética profesional, siendo la principal guía del profesional de la salud, juramentando y actuando en todo momento bajo los preceptos bioéticos inculcados en la universidad, transmitidos de generación en generación, usualmente mediante la tradición oral, sin embargo, la misma tradición puede deformar la transmisión del mensaje, modificando a voluntad la ética, flexibilizando actos de corrupción y alevosía en el actuar médico.
Al menos todo esto es entendido de una manera muy romántica al momento de cursar la carrera, pues al enfrentarse al mundo real, abrimos los ojos a prácticas mal reguladas, poco éticas y más bien ventajosas, no causadas por el médico, sino condicionadas por una deformación social que ataca el actuar profesional, un ejemplo muy común, es la prescripción de antibióticos de manera innecesaria, la evidencia científica no avala dicha práctica, sin embargo, es el propio paciente quien pide y muchas veces exige a gritos se le indique antibiótico para un padecimiento que no lo requiere, es aquí donde surgen las tangentes, una donde el médico, encausado por la ética y el bien actuar, otorga un tratamiento adecuado a las necesidades de su paciente, y otra donde el mismo médico, accede a otorgar el manejo que el paciente quiere, ¿Cuáles son los resultados esperados? El paciente del primer caso, saldrá y buscará quien le de el antibiótico deseado, exclamando que es un mal médico, mientras que el otro paciente saldrá feliz, ¿En que radica la diferencia? En el hecho de que un paciente volverá y otro no.
¿Qué condiciona el actuar en ese momento? La simple y básica necesidad de subsistencia, pues el paciente que no vuelve, no genera más ingresos, desafortunadamente, la medicina, al igual que todas las demás carreras, se estudia para poder progresar social, económica y moralmente, dicho de otra forma, es un negocio, y el negocio que no produce, no sirve, es aquí donde entran las pequeñas flexibilizaciones a conveniencia de la ética, puntos ciegos que no merman la calidad de la atención, sin embargo, regidos por un comportamiento estricto, corrompen la profesión, un acto a la vez.