CHOLULA.- Compañeras y compañeros, mi nombre es Genaro y soy alcohólico; deseo que estén pasando felices veinticuatro horas de sobriedad.
Llevo algunas veinticuatro horas, llegué a Alcohólicos Anónimos cuando nació Sección México. Llegué con la idea de que me enseñarían a beber con moderación; tardé algún tiempo en pasar a la tribuna, porque escuché que era sagrada, que no estaba jugando a las canicas o matatena, que estaba de por medio mi vida.
Todavía el último día del año, me tomé medio vaso de licor y mi compañera me preguntó: “¿pues no que ya vas a un Grupo de AA?”, y le contesté que todavía no me declaraba alcohólico. Fue el 1 de enero cuando subí a la tribuna y me declaré alcohólico.
No ha sido fácil, compañeros, para un contreras como yo, a quien lo primero que le aflora son los defectos de carácter, pero no hay de otra, para eso está uno en un Grupo.
Un padrino me decía que la mente del alcohólico se vacía, ahora entiendo que es eso, porque lo primero que recupera el alcohólico es el orgullo y los resentimientos.
En mis primeras veinticuatro horas, me motivaron a un servicio en un Comité de Distrito; un compañero me decía: “Primero recupérate”, como llegué sin carácter, sin saber qué decir o decidir; no sabía qué hacer, tuve que aprender a escuchar, a dejarme guiar y apadrinarme.
Hoy, al paso del tiempo, de estar en AA, le doy gracias a Dios por haberme llevado al lugar indicado. No ha sido fácil, pero aquí estoy, solo por hoy. En otra ocasión les compartiré mas experiencias, que Dios los bendiga.