* Hubo pocas visitas, manteniéndose la tradición
Por J. Manuel ROJAS FRANCO
CHOLULA.- La “Primera Ofrenda”, tradición con arraigo en el pueblo cholulteca, este año se vio con poca asistencia de visitantes, por los efectos de la pandemia del covid-19; sin embargo se pudo ver que en la inmensa mayoría de los domicilios, se acataron las medidas sanitarias, para evitar posibles contagios.
El 1 de noviembre, debe de estar ya lista la ofrenda en honor a los seres queridos que fallecieron a lo largo del año, hay quienes consideran que se le monta la ofrenda, a quienes murieron hasta finales de septiembre. A partir de principios de octubre, se los montará al año siguiente.
Este año, fueron muchas las llamadas “Primera Ofrenda”, por diversas causas de muerte, encabezando la lista el covid-19. Los caminos amarillos, conformados por pétalos del cempasúchil, se vieron por toda la ciudad, en algunos domicilios las entadas fueron adornadas con arcos de flores, y la ofrenda fue colocada en el patio o una pieza amplia.
Se tuvo el cuidado por parte de los dueños de la casa, de poner tapetes con agua y cloro, para que el visitante se desinfectara la suela del calzado, además gel antibacterial, y las sillas con espacio, así guardar la sana distancia, además de que todos en casa, usaban el cubre-boca.
Los visitantes, que este año fueron pocos, al llegar lo hacían con el cubre-boca, quienes no llevaban, fueron invitados a ponérselo, incluso en algunas casas, tenían para regalar.
Muchos al no poder ir en familia al panteón, optaron por reunirse en el patio o en la calle, frete a la entrada del familiar o amigo, y ahí rendirle un tributo, si fue carnavalero, bailar un rato, y si no, brindarle momentos con aplausos y oraciones. Lo que se solía hacer en el panteón, hoy se hizo en casa.
El día 2, cuando se despide a las almas de los seres queridos, se les despidió en casa, algo que quizá en pocos hogares se hacía, generalmente era en el panteón. Los muertos fueron honrados y recordados en casa.
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