* Conoce los hechos que desembocaron en la más reciente invasión militar de Rusia en Ucrania
¿Qué busca Vladimir Putin?
MÉXICO.- En los últimos meses, Ucrania se ha convertido una vez más en el tablero de ajedrez más candente del mundo. El enfrentamiento de ahora vuelve a colocar a la Casa Blanca y al Kremlin en lados opuestos, donde lo que está en juego es el equilibrio de poder e influencia entre Oriente y Occidente. Las tensiones de la Guerra Fría reviven frente a una nueva audiencia, la generación millennial, la cual está al pendiente de los movimientos diarios de Joe Biden y Vladimir Putin, así como de sus respectivos aliados en la región. ¿Quién lleva la ventaja hasta la última semana de febrero de 2022? Si apenas estás sintonizando el conflicto, aquí te ponemos al corriente.
Los antecedentes
Sería difícil entender la crisis en Ucrania sin estar consciente del contexto en el que se desarrollan los acontecimientos más recientes. En primer lugar, hay tres puntos básicos que entender.
- La ubicación geográfica de Ucrania se caracteriza por sus enormes ventajas estratégicas al ser el territorio más grande que vincula a Rusia con el resto de Europa. Sus fronteras se encuentran a menos de 600 kilómetros de Moscú.
- Es importante comprender que su población de 41 millones de habitantes consiste principalmente de dos grupos étnicos: 78% ucranianos y 17% rusos. No obstante lo que diga Putin sobre la unión entre Rusia y Ucrania como “un solo pueblo”, los ucranianos tienen su propio idioma y su propia cultura. La mayor parte de la población rusa en Ucrania habita la zona oriente de este país.
- Ucrania formaba parte de la Unión Soviética hasta que se dio el colapso del régimen comunista en 1991. Desde entonces, Ucrania ha tenido una economía de mercado y una democracia algo defectuosa, pero en los últimos diez años ha buscado fortalecer sus lasos con Europa, distanciándose a la vez del régimen autocrático de Putin.
Ahora bien, hay tres antecedentes directos que vale la pena abordar a grandes rasgos para brindar mayor contexto.
- Euromaidán: En 2013, el entonces presidente Víktor Yanukóvich rechazó un importante acuerdo con la Unión Europea que le permitiría a Ucrania tener una relación económica y política más estrecha con la Unión Europea. Para los rivales políticos de Yanukóvich, el rechazo fue un gesto de obediencia al Kremlin, y pasó a ser la gota que derramó el vaso en la opinión pública del pueblo ucraniano. Hartos de la corrupción, el abuso de poder y las violaciones a los derechos humanos, el 21 de noviembre de aquel año, cientos de miles de personas tomaron las calles en el inicio de una ola de protestas que durarían hasta febrero de 2014, alcanzando su clímax en la llamada “revolución de la dignidad”.
- La revolución de la dignidad: En febrero de 2014, las protestas de Euromaidán registraron sus encuentros más violentos con la policía, sobre todo en la capital de Kiev, donde francotiradores mataron a cerca de 130 personas en la continua represión del pueblo ucraniano. Bajo la presión de Occidente, el 21 de febrero, el presidente Yanukóvich y sus rivales políticos en el parlamento firmaron un acuerdo para formar un gobierno interino y convocar a nuevas elecciones. Ante la posibilidad de enfrentar un juicio político, el mandatario huyó de la capital, acto que derivó en su destitución definitiva como titular del ejecutivo. A los ojos del Kremlin, Yanukóvich fue víctima de un golpe de Estado alentado por Washington y sus aliados de la OTAN.
- La adhesión de Crimea a Rusia: La caída de Yanukóvich generó disturbios en la región del Dombás y en la República Autónoma de Crimea, al este y sureste del país respectivamente. Mientras extremistas rusos y ucranianos se peleaban en las calles de ciudades como Sevastopol, el expresidente de Ucrania se refugió en Rusia y solicitó la ayuda de Putin. A finales de febrero de 2014, fuerzas especiales del ejército ruso tomaron control de varios edificios del gobierno en Crimea y el gobierno ucraniano acusó a Moscú de violar su soberanía. En marzo, Putin condenó el “golpe” contra Yanukóvich y recibió la aprobación de su parlamento para lanzar un operativo militar en Crimea con la justificación de proteger a la población rusa de los ataques de nacionalistas ucranianos. El 16 de marzo, militantes rusos en Crimea organizaron un referéndum para integrarse a la Federación Rusa, con un voto del 95 por ciento a favor. El Consejo de Seguridad de la ONU se negó a reconocer la anexión de Crimea al territorio ruso, a la vez que Estados Unidos y la Unión Europea respondieron con sanciones económicas.
La guerra del Dombás
El conflicto armado entre Rusia y Ucrania no comenzó el 24 de febrero de 2022. La más reciente operación militar de Rusia en territorio ucraniano es un capítulo más en la llamada “guerra del Dombás”. El Dombás se refiere a una región en el oriente de Ucrania que está integrado por dos provincias, el óblast de Donetsk y el de Luhansk. Cerca del 40 por ciento de la población étnica en esta región es rusa. Envalentonados por la anexión de Crimea, separatistas rusos en el Dombás exigieron la organización de un referéndum similar en sus respectivas provincias para determinar su futuro y tomaron control de las principales ciudades. En abril de 2014, fueron creadas la República Popular de Donetsk y la de Luhansk, acto que aprovechó el Kremlin para apoyar a los separatistas con armas y dinero para contrarrestar la reacción militar del gobierno ucraniano.
Cabe destacar que la mayor parte del conflicto armado en el Dombás podría ser clasificado como una guerra civil de baja intensidad. De 2014 a inicios de 2022, alrededor de 15 mil personas han muerto en la región, con más de un millón y medio de desplazados. El periodo más violento de la guerra fue registrado justo en el primer año, cuando incluso un vuelo de Malaysia Airlines fue derribado en julio de 2014 por un misil de los sublevados. El papel que ha jugado Rusia en el conflicto ha sido ambiguo, alegando a menudo que su participación se ha limitado a brindar apoyo para prevenir un “genocidio” de la población rusa a manos de grupos neonazis que operan con las tropas ucranianas. Ucrania y la OTAN, en cambio, denunciaron la presencia activa de fuerzas militares rusas en territorio ucraniano a lo largo del 2014.
La violencia bajó de tono temporalmente a raíz del Protocolo de Minsk, un acuerdo de paz firmado en septiembre de 2014 por representantes de Rusia, Ucrania, Donetsk y Luhansk. Sin embargo, como consecuencia de las continuas violaciones de cese al fuego, un segundo acuerdo de paz fue establecido en febrero de 2015. Aunque el este de Ucrania siguió registrando múltiples escaramuzas a lo largo de los años, la crisis se había estancado y no parecía haber un final al conflicto. La pandemia de covid frenó las hostilidades por un tiempo, pero estas volvieron a subir de nivel a lo largo del 2021, marcados por una presencia mayor de fuerzas militares rusas en la frontera con Ucrania y Bielorrusia; Estados Unidos y la OTAN respondieron con movilizaciones de tropas entre los países miembros. El punto de quiebre llegó el 21 de febrero de 2022, cuando Putin anunció el reconocimiento de Donetsk y Luhansk como Estados independientes, montando el escenario para una intervención frontal, acción que daría inicio tres días después.
¿Qué quiere Putin?
Aunque muchos especialistas en política internacional han declarado que es prácticamente imposible responder este pregunta, hay un consenso en torno a un tema: frenar la expansión de la OTAN. La Organización del Tratado del Atlántico Norte es una reliquia de la Guerra Fría que fue creada en 1949 para contrarrestar la influencia del comunismo en Europa. A diferencia de la ONU, es importante subrayar que la naturaleza de su alianza es estrictamente militar. Aunque la Unión Soviética colapsó hace más de 30 años, la OTAN mantuvo su vigencia en el siglo XXI y creció a tal grado de sumar a 30 países, incluyendo a las naciones que alguna vez conformaron el Pacto de Varsovia. A través de los países bálticos (Estonia, Letonia y Lituania), Rusia ya tiene a la OTAN tocando su puerta, pero la adhesión de Ucrania implicaría una “amenaza directa” a Moscú, en más de un sentido.
De acuerdo a las críticas del Kremlin, la OTAN es solo un instrumento para que Estados Unidos mantenga su hegemonía en Europa. Pero Rusia no siempre sostuvo esta animosidad. Durante el mandato de Boris Yeltsin e incluso en los primeros años de Putin a la cabeza del gobierno, Rusia mostró interés en unirse a la OTAN. El principal desacuerdo del Kremlin con la OTAN era la incapacidad de Rusia de rechazar la membresía de sus vecinos en esta organización. “Nos han mentido muchas veces y han tomado muchas decisiones a nuestras espaldas”, ha dicho Putin. Para Moscú, es de vital importancia mantener su influencia en la política de las antiguas repúblicas soviéticas, una postura que sostiene en la actualidad, a la vez que las relaciones entre Rusia y la OTAN han revertido a las tensiones observadas durante la Guerra Fría.
Fuerzas políticas en Ucrania que buscan distanciarse de Moscú han anhelado la integración de su país a la OTAN desde los 90. A partir de la intervención rusa en Crimea y en el Dombás en 2014, ese anhelo se ha convertido en una urgencia, ya que una membresía en la OTAN garantizaría el apoyo militar de todos los 30 miembros de la organización en caso de una agresión externa, y vaya que Ucrania ha experimentado agresiones de este tipo en los últimos años. Varios miembros de la OTAN, sin embargo, no comparten el mismo entusiasmo que Ucrania, dadas las tensiones que perduran entre este país y Rusia. Si Ucrania fuera un miembro de la OTAN, sus países miembros estarían obligados a brindar apoyo militar; emprender una guerra con Rusia es algo que ningún país en Europa anhela, sobre todo por el siguiente motivo.
El asunto del gas
Si bien la influencia de Rusia en Europa dejó de ser ideológica hace muchas décadas, hay otros elementos que fortalecen la relación del Viejo Continente con Rusia: sus recursos naturales. Luego de que Putin reconociera la independencia de Donetsk y Luhansk, el 22 de febrero Alemania se vio obligada a suspender el proceso de certificación de Nord Stream 2, el gasoducto con el que Rusia proveería de gas natural al continente europeo. Esto no es un asunto menor.
Nord Stream 2 es un gasoducto de mil 230 kilómetros de largo que fue construido bajo el mar Báltico. La obra abarca desde San Petersburgo hasta la costa báltica de Alemania y ya está terminada y lista para abastecer a Europa con 110 mil millones de metros cúbicos de gas al año. A través de Nord Stream 2, Gazprom, la empresa paraestatal rusa, podría prescindir de los gasoductos existentes que atraviesan Ucrania y Polonia.
Presionado por la Casa Blanca, el canciller Olaf Scholz aprobó a regañadientes la suspensión del gasoducto, el cual estaba destinado a ofrecer una opción más económica de gas natural, en lo que Europa sigue construyendo su infraestructura de energías limpias. El continente es un mercado clave para Gazprom, cuyas ventas respaldan el presupuesto del gobierno ruso. El gobierno de Joe Biden, por su parte, llevaba un año buscando la manera de bloquear el proyecto sin despertar la ira de los alemanes. A todas luces, el gasoducto aumentaría la dependencia rusa de sus aliados europeos, inclinando la balanza de poder a favor de Putin en los asuntos internos de Occidente. Irónicamente, la invasión de Ucrania le ofreció a la Casa Blanca la justificación necesaria para frenar el proyecto en el último momento.
¿Qué fue lo que ocurrió el 24 de febrero?
- Según la oficina de la presidencia ucraniana, más de cuarenta soldados ucranianos murieron este jueves en los ataques perpetrados por el ejército ruso contra aeródromos y bases militares en sus territorios. El presidente Volodymyr Zelenskyy decretó ley marcial.
- El Ministerio de Defensa de Rusia informó que las milicias de Donetsk y Lugansk lanzaron una contraofensiva contra las fuerzas ucranianas con el apoyo de unidades del ejército ruso. Aseguró que la contraofensiva “rompió la primera línea defensiva, bien equipada desde el punto de vista de ingeniería, de las fuerzas armadas ucranianas”.
- La Casa Blanca informó que Joe Biden acusó a Putin de lanzar un ataque “no provocado e injustificado” contra Ucrania y de apostar por una “guerra premeditada” que provocará una “catastrófica pérdida de vidas y sufrimiento”. Aunque el presidente de Estados Unidos anunció múltiples sanciones, no se ha comprometido aún a una intervención militar directa.
- Tanto el primer ministro británico, Boris Johnson, como el presidente francés, Emmanuel Macron, piden una reunión urgente de la OTAN. El Consejo del Atlántico Norte, el máximo órgano de toma de decisiones de la OTAN, emitió el siguiente comunicado:
“Hoy hemos mantenido consultas bajo el artículo 4 del Tratado de Washington. Hemos decidido, de acuerdo con nuestra planificación defensiva para proteger a todos los Aliados, tomar medidas adicionales para fortalecer aún más la disuasión y la defensa en toda la Alianza. Nuestras medidas son y seguirán siendo preventivas, proporcionadas, pero no en escalada”.
- Ciudadanos de todo el mundo empiezan a acudir a las sedes de la embajada rusa en sus respectivos países para exigir paz. ¿Cuánto va a durar la invasión? Solo Putin sabe.