Editorial
Por Mario SALAMANCA RODRÍGUEZ
Generaciones preciosas, andando errantes
Vosotros sucesores de hombres pecadores
En grande manera; vida de mundanos
Hombres, mujeres, malvados pecados
Caminantes sin rumbo, en el camino
Heridos de muertes en mar tempestuoso
Jornadas peligrosas, cansados y desvelos
En desiertos y pueblos caminando solos
Huyendo con ligereza ¡Oh maldición!
De ciudades y provincias, gimen
Heridos de muerte, desnudos, sin vestidos
Rebeldes a la luz, pobres y necesitados
Amarguras y dolor transitan en la vida
Frustraciones y engaños, están en mí
¿A dónde iré? ¿Con quién iré? en mi vida
¡No volveré al mundo, donde ya salí!
Las tinieblas pasarán, ¡Pronto nuevo serás!
Pecador, pecadora; vendremos a Jesús
Vendré a él, con lágrima, vendremos a él
No arrojes a los pecadores mi alma
Y mi vida con hombres sanguinarios
Caminaré desde hoy, en integridad a dios
Firmes mis pies de noche, todo el día
El hiere después nos curará al fin
¡Oh pecador, ven al dulce Jesús!
Antes que los ojos se cierren al fin
En los hombros, llevado serás por Jesús
Las manchas de mi alma yo lave
Cantaré con los ángeles con dulce voz
En su presencia, yo al fin le contemplaré
Allá estaré, a contemplar los cielos
Hay muchos engañadores en el mundo
No consientas si te dicen ven conmigo
En mi vida he pecado, hice todo mal
Enfermo a morir; hay un doctor celestial
El amor de dios, brotando está
Me amó, me salvó, por su gracia
Al final de mi carrera, corona él me dará
Hoy él me llama a su presencia.
Arrepentidos con lágrimas, vendremos a él.