Por Edmundo TLACUILO ALMAZAN
CHOLULA.- En el México actual la bandera que tendrá que asumir todo partido político movimiento social que se consideran de izquierda o en apoyo a las masas, no es solo la de eliminar la pobreza y la miseria de la mayoría de la población al mejorar sus condiciones materiales, sino también la de proporcionarle medios para una vida espiritualmente elevada, lo cual es insoslayable de los medios materiales existentes.
Entendemos por moral las normas de conductas que los individuos se dan así mismos, a los otros y a la comunidad a través de normas, la transgresión de éstas será responsabilidad de los mismos individuos, ya que la coerción o la imposición externa es incompatible con la moral.
A la moral ha acudido el presidente Andrés Manuel López Obrador, AMLO, para remediar los grandes males del país. La problemática nacional, de acuerdo con AMLO, tiene sus orígenes en la falta de principios morales, razón por la cual el seguimiento de la cartilla moral de Alfonso Reyes sería la solución óptima a los males sociales y económicos. Esta medida ha generado la desvalorización de AMLO. Pero el menosprecio e incluso el rechazo al presidente y a su partido, proclamado de izquierda, va más allá del adoctrinamiento con mandamientos religiosos, se sostiene entre otras cosas en
1) La incongruencia entre su discurso y los hechos
2) La ineficiencia de sus principios y programa
3) La protección a sus colaboradores, pese a que se le denuncie con pruebas
4) La bandalización de su política, al hacer espectáculo televisivo.
La reivindicación de los principios en favor de las masas populares se vuelve necesaria y urgente a la vista de la gran decepción del partido que se dice de izquierda. Se necesita pues una transformación real, una construcción política de la democracia de recobrar su sentido originario, aquel que proviene de la Atenas clásica y que implica la participación de los miembros de la polis en los asuntos que interesan a todos, con autonomía frente al dinero y frente al poder, así se trata de anteponer el homo politicus al homo economicus cuando se habla de la política, se consideran dos aspectos; el ideológico, que contiene los objetivos anhelados, como los valores morales de libertad o justicia y el práctico, que viene a ser un elementos inherente a los fines que se persiguen para que dicha política se realice y no solo flote en el discurso, en este ámbito hayamos los medios, las tácticas y las estrategias para alcanzar los fines. No se puede aceptar la política sin moral, dado que se pervierte y se pierde su carácter emancipador; tampoco puede aceptarse la moral sin política, pues conduce al fracaso.
La relación justa entre la moral y la política se produce cuando ambas se corresponden sin perder su autonomía. En esta relación, la política está cargada de moral más allá del contenido de sus fines, al impregnarla la pobreza; en cuanto a la moral esta no puede concebirse aislada de las condiciones materiales, ya que debe hallar los medios necesarios para alcanzar sus fines, es por eso que el medio moral que plantea AMLO se frustra al no encontrar las necesidades materiales satisfechas que puedan promover una elevación espiritual.
Sigue haciendo falta un partido político que establezca y relacione adecuadamente los fnes y sus medios, así como los fines y la congruencia de sus militantes para alcanzarlos; sobre todo al considerar los efectos políticos que tene la moral, ya que las prácticas incongruentes o desleales minan la confianza de los ciudadanos en los principios políticos para trabajar en la instauración de una democracia verdadera.
Benévolo lector, algunos versos de Gertrudis Gómez de Avellanedo.
Nació el 23 de marzo de 1814, en Puerto Príncipe, Cuba, cuando el país era aún colonia del imperio español. Gertrudis, fue considerada en su tiempo como una de las mejores expresiones del movimiento romántico. Sus personales circunstancias biográficas, su apasionado carácter, su generosidad y su marcada rebeldía frente a los convencionalismo sociales la llevaron a vivir de acuerdo con sus propias convicciones, la apartaron de la mayoría de las escritoras de su época, convirtiéndose en precursora del movimiento feminista en España, como escritora tiene un amplio campo literario en el que se alternan poemas, leyendas, novelas.
Las Contradicciones
No encuentro paz, ni me permiten guerra
De fuego devorado, sufro el frío;
Abrazo un mundo, y quédame vacío;
Me lanzo al cielo, y préndeme la tierra.
Ni libre soy, ni la prisión me encierra;
Veo ,sin luz, sin voz hablar ansío;
Temo sin esperar, sin placer río;
Nada me da valor, nada me aterra.
Busco el peligro cuando auxilio imploro;
Al sentirme morir me encuentro fuerte;
Valiente pienso ser, y débil lloro.
Cúmplese así mi extraordinaria suerte;
Siempre a los pies de la beldad que adoro,
Y no quiere mi vida ni mi muerte.