CHOLULA.- Se escucha por ahí que mientras que los gobiernos municipal, estatal y federal, han emprendido acciones para apoyar a todos, por los efectos de la pandemia dl Covid-19, dejando de cobrar impuestos, apoyando al comercio y empresario, micro, comercio, chico, mediano y grande, atendiendo que no hay liquidez para afrontar compromisos económicos, por otro lado las instituciones bancarias, no pierden un momento para cobrar a sus deudores, ahora esas instituciones, las cuales siempre han sido ed las primeras privilegiadas para perdonarles deudas, pro parte del gobierno y que no queden en bancarrota; contratan a despachos jurídicos, para hostigar a sus deudores, a quienes no solo no les perdonan la deuda que han venido pagando desde hace años, sino que les empujan intereses, gastos legales y todo lo que se les imagina. Hay personas que dispusieron con su tarjeta de crédito 3 mil pesos, hace 4 años, a la fecha no la han podido pagar, y ahora deben más de 12 mil pesos. ¿Será? Se escucha por ahí que esos “jurídicos” son muy parecidos a los extorsionadores anónimos, los cuales amenazan con causar un daño, si no les depositan una determinada cantidad de dinero, esos “jurídicos” amagan con embargar, con meterlos a la cárcel y muchas cosas más, tanto que hay personas que ya sufren psicosis, temen que en verdad esas amenazas se cumplan. Como dice l mayoría, -debo, no niego, pago no tengo-. Muchos quisieran que el gobierno federal haga algo al respecto, desde terminar con las llamadas telefónicas, correos electrónicos, papeles dejados en casa, y de ser posible, que esos bancos, apliquen la política del gobierno, dejando de cobrar a quienes se han quedado sin empleo, o no pueden trabajar porque su negocio deben permanecer cerrado o aunque ya pudieron abrir, no tienen clientes. ¿Oh y ahora quien podrá salvarlos? ¿Será? Se escucha por ahí que con esto de la pandemia, no se tendrán las tradicionales fiestas de septiembre, llenas de alegría, reuniones, fiestas y mucho más, el pretexto recordar a los héroes nacionales y decimos pretexto, porque hay algunos que no recuerdan los nombres de esos hombres y mujeres quienes dieron su vida para darle a los mexicanos, una patria libre y soberana. Comentaba un amigo, que no es necesario el ir al tumulto, en casa se puede tener una gran fiesta, cuidándose todos, y aprovechar para ver, saludar y convivir con aquellos por semanas o quizá meses, nos e han visto, de manera presencial, porque ahora con las redes sociales, no se pierde contacto del todo. Lo cierto es que se deben de ir acostumbrando, y si no queremos que nos pase lo mismo para las fiestas decembrinas, entonces a cuidarse aún más, a acatar las medias sanitarias, todos, pero en verdad todos, porque no es de unos cuantos, así no se puede; dice los expertos que si todos nos cuidamos podremos vencer a la pandemia, aunque el virus llegó para quedarse. Se debe de evitar resurja de nueva cuenta. ¿Será? Se escucha por ahí que aún existen, aunque usted no lo crea, cafres, si conductores del transporte colectivo de pasajeros, quienes por ir en una unidad de gran tamaño, o mediano, y hasta las combis, no respetan nada ni a nadie, de que pasan primero, pasan, o si quieren ir a vuelta de rueda o exceso de velocidad, según su tiempo y estado de ánimo, lo hacen. Lo más grave es cuando al llegar a la esquina, no respetan al peatón, se detienen sobre las franjas amarillas, que significan espacio para el peatón, y menos el 1X1. Los pasajeros, no se atreven a reclamarle, cuando va a exceso de velocidad, o de un carril a otro, frenan de manera brusca, porque tienen que bajar a un pasajero, o subir a otros. Solo hay que ver los camiones que van a San Martín Texmelucan, del color que usted guste, en todas las empresas hay ese tipo de personajes, que además de todo, son brabucones. ¿Será? Se escucha por ahí que sigue llegando el turismo nacional a la gran Cholollan, y quisieran ingresar a la zona arqueológica, la cual permanece aún cerrada. Parece ser, será a finales de octubre, cuando dicho atractivo turístico reabra sus puertas, bajo medidas sanitarias, las cuales tendrán que acatar los visitantes, o simplemente no podrán ingresar. Mientras que eso no ocurra, se ven afectados los artesanos de la zona arqueológica, quienes abren sus puestos, con la esperanza de tener un buen día ya que ellos, como se dice, van al día, y si no venden, no tienen ingresos, así no podrán llevar a su hogar alimentos, y menos pagar deudas que los están consumiendo, y más si es con una institución bancaria. Abuuuuuuuuuuuuuuurrrrrrrrrrrrrrr.