CHOLULA.- Tras el desaguisado en Pensilvania en el que resultó herido en una oreja, la reelección del psicópata Donald Trump parece inminente, sobre todo en un contexto en el que el presidente Biden aparece con indicios de alzhéimer.
Y ya empezaron los presagios, desde los más tremendistas, que aseguran que el magnate “está loco” y que “la Tercera Guerra Mundial es inminente”. Esta película ya la vi y me vuelvo a preguntar ¿lo que se viene acaso es la extinción de la raza humana?
Me acuerdo muy bien de que cuando Ronald Reagan ganó las elecciones en 1881 sucedió exactamente lo mismo, hubo mucha gente que se asustó y al igual que ahora pensaban que “el fin del mundo estaba cerca”.
Sin embargo, lo que Ronald Reagan impuso fue el neoliberalismo. Margaret Thatcher desde Inglaterra le ayudó. Pero después vino la globalización y las cosas ya no serían tan sencillas.
Pero también están aquellos convencidos de que no va a pasar nada, ya que “al fin y al cabo los dos candidatos son gringos y cualquiera que hubiera ganado es prácticamente lo mismo”. Estos últimos aseguran que todo va seguir igual ya que el presidente Biden ha sido demasiado blando.
Ambas posturas denotan extremismo, sus puntos de vista son totalmente opuestos, pero coinciden en algo: un profundo desconocimiento de lo que es la sociedad norteamericana y de cómo opera su clase política: en suma, lo que denotan es ignorancia.
La ignorancia entendida como debilidad: incompetencia, incultura
El concepto de ignorancia tiene por lo menos dos connotaciones importantes. La primera, la más utilizada, es la que significa carencia general o parcial de conocimientos científicos, de letras (literatura) y de información.
La ignorancia así entendida sería la piedra de toque, que en gran medida nos explica las grandes calamidades del mundo que nos tocó vivir. Una sociedad ignorante es el mejor caldo de cultivo para gobiernos demagogos, corruptos y abusivos.
Pero si además de un pueblo ignorante, sus gobernantes también lo son, el resultado es explosivo y cualquier cosa puede suceder. Nada más hay que ver cómo está Venezuela, por citar tan sólo un ejemplo. El problema de los Estados Unidos es que vamos a tener otra vez un ignorante con el máximo poder bélico del mundo.
No quiero ponerme también tremendista. Por fortuna estamos viviendo la era de las tecnologías de la información y la comunicación. Hoy en día todo se sabe, “la gran cloaca está abierta”. Sí, pero la tecnología es tan sólo un instrumento y también es cierto que muchos la usan para mentir, engañar y manipular.
Hay que recordar aquello que aprendimos en familia o en la Iglesia: ¡ninguno debe aprovecharse de la ignorancia ajena! Y ahí está la clave, Joe Biden y Donald Trump no son lo mismo, tampoco lo son sus electores, sus votantes.
Por el primero votaron los estudiantes, los profesionistas y las clases medias trabajadoras que además de contar con solvencia intelectual, tienen una aceptable formación ética. Saben de historia, saben de derechos humanos y entienden cabalmente la disyuntiva
Y en cuanto a Donal Trump, no hay nada nuevo que decir. El solo se está poniendo en evidencia con la reiteración de sus amenazas, sus insultos y demás; pero también con sus arengas de siempre: racistas, guerreras, invasoras; en suma, otra vez promete odio y destrucción.
Y otra vez hay que reiterarlo, no solamente México será gravemente afectado, sino también Europa, Ucrania, Israel, el mundo árabe y la sociedad global en su conjunto.
El común denominador de la probablemente “nueva” administración de Trump, será una combinación con la de Israel pasa por consolidar definitivamente la ocupación y someter a Irán. Los acontecimientos recientes así lo indican: la profundización de la guerra en el Medio Oriente.
Milán Kundera y la ignorancia entendida como añoranza
Y ya para cerrar con una nota cultural, y como les decía al principio de este comentario, existe por lo menos otra connotación del concepto de ignorancia: la de añoranza. Y la encontré en el libro que escribió Kundera en el año 2000, después de la caída del muro de Berlín, que así se llama: La ignorancia, editado por Tusquets.
El libro resulta de especial interés para nosotros los mexicanos ahora que nuevamente se vienen las deportaciones “masivas”. La ignorancia es una novela cuyos protagonistas lidian con el hecho de ser emigrantes, o con el regreso al país que abandonaron hace años.
La añoranza es nostalgia, melancolía. En esta hermosa novela el autor también hace una ejemplar recuperación de la Odisea, en la que Ulises tras 20 años fuera de su patria es el mayor aventurero, pero también el mayor nostálgico.
Si usted tiene algún familiar que pronto regresará de los Estados Unidos, le conviene leer esta magistral obra de Milan Kundera.