“Sospechosismo” 120-C
Por Octavio RODRÍGUEZ FIGUEROA
CHOLULA.- Imagínese amable lector, que a usted o a mí, se nos ocurre proveernos de unas cuantas bombas molotov y una antorcha y que nos paramos frente a palacio, ya no el nacional, sino el municipal y se nos ocurre prender fuego a la puerta de dicho inmueble, por alguna inconformidad que pudiésemos tener con las autoridades. ¿Qué pasaría? Simplemente no nos la acabaríamos, como se dice coloquialmente.
De inmediato nos aprehenderían, con una madriza de por medio y nos remitirían ante las autoridades correspondientes, acusados de incendiarios, agresión, daños al patrimonio municipal, daños en propiedad ajena, violencia y sepa Dios cuantos otros delitos, que el caso implicara. Todo el peso de la ley e iríamos derechito al tambo casi como sentenciados a cadena perpetua y si hubiera sentencia de muerte, hasta allá nos llevarían. La ley es la ley y nadie por encima de ella, trátese de quien se trate. Es lo que hoy se oye desde las esferas más altas.
El que Parejo la ley Aplica, Nadie le Replica
Bien saben las autoridades quienes son los grupos violentos infiltrados en las manifestaciones. El Estado tiene el derecho pleno de ejercer la violencia, en caso necesario, pero no lo hace “Para que no se diga que hay represión”, pero es que una cosa son los verdaderos manifestantes y otros los que violentan esas protestas, para tratar de desprestigiarlas.
En cierta forma, se protegen los derechos de los violentos y se desprotegen los de los demás ciudadanos y todos, repito ¡TODOS!. Debemos tener acceso a ellos y a que las autoridades nos los garanticen. Hay reclamos por los daños a nuestro patrimonio cultural pintando y dando de martillazos a monumentos, no se requiere hacer eso, cuando asiste la razón. Se sabe la intención de provocar, pero ya es necesario parar esto, sea quien sea.