Por Salvador ESPINA
CHOLULA.- ¿Cómo algo que ocurre cada 4 años puede mover al mundo alrededor de un balón? Sin duda, la copa del mundo es de los eventos más importantes del orbe por lo que significa y lo que mueve en lo emocional, económico, social e incluso político. El evento que encabeza la FIFA, la cual, tiene más países afiliados que la misma ONU, presenta una nueva edición del mundial, esta vez, y por primera ocasión en un país árabe como es Catar.
En esta edición, el mundial que tantos amamos ha generado mucha polémica desde que se conoció la sede ya hace algunos años por las características políticas y de las mismas condiciones para el juego. En materia futbolística se tuvo que lidiar con las condiciones climáticas extremas colocando aire acondicionado en los estadios y cambiando la usual aventura veraniega a una cercana a la Navidad.
Mientras que, del lado político, ha sido la copa del mundo más polémica de la historia, por las leyes cataríes con respecto a la equidad entre mujeres y hombres, así como las prohibiciones que impone el país árabe en cuestiones como las muestras de afecto y el consumo de bebidas alcohólicas.
Esto ha captado más la atención que incluso el mismo futbol, y esto desde que se ha tenido sospechas que la elección de esta sede fue mediante actos de corrupción dentro de la misma FIFA, otorgando el mundial a un país como este sobre otros de tradición más futbolera como Argentina, Uruguay o Países Bajos.
Ante todo ello, nos recuerda que, el futbol, y sobre todo el mundial, tienen un impacto importante en el mundo y los ámbitos del mismo. Dentro de lo que puede hacer el futbol y los mundiales en la sociedad están las funciones de válvula de escape social y cohesionador de identidades. Lo que hace que durante estas épocas se alce bandera blanca a las diferencias políticas e ideológicas por un objetivo común que es apoyar a sus respectivas selecciones.
Un mundial donde ha habido protestas, choque de culturas y un conjunto de identidades que da una pequeña muestra de la riqueza de nuestro mundo cuando nos unimos en un sentido de hermandad alrededor de 90 minutos en un mundial suigéneris en Catar.
Personalmente amo la copa del mundo por los recuerdos que crea y el impacto de unidad en el mundo que genera a pesar de toda la controversia que ha producido la sede mundialista. De la misma manera nos sirve para recordar que la sociedad, a pesar de sus diferencias, se puede unir genuinamente por objetivos más grandes, cosa que la política debería ser y debemos luchar por recobrar.