* Y San Pedro Cholula no es la excepción
Por: Jorge GÓMEZ CARRANCO
CHOLULA.- En México el día de todos santos es la continuación de la vida después de la muerte, en cada rincón de nuestro hermoso país se llevan a cabo diferentes tipos de rituales para conmemorar a nuestros muertos, y San pedro Cholula no es la excepción sus calles con alfombras con cempasúchil, las casas con sus ofrendas llenas de guisados, frutas, agua, bebidas, dulces, chocolate y demás alimentos preferidos en vida de nuestros seres amados ya yacen en la ofrenda, los mercados se ven coloridos con el papel china, las flores, la fruta, el incienso, las calaveritas de chocolate, los adornos, etcétera, las panaderías despiden un olor riquísimo que al pasar mmm ya huele a pan de muerto, los panteones se cubren de colores florales, juguetes, familias orando, conviviendo y compartiendo el pan y la sal con sus difuntos, porque bien dice el dicho “recordar es volver a vivir” y que bonito legado nos dejaron en su paso por este mundo terrenal, hacen que se les recuerde con amor y cariño, que a pesar de no verlos físicamente nos siguen transmitiendo fortaleza, esperanza y fe para continuar con nuestras vidas y honrarlos con alegría.
La ofrenda es ese ritual colorido donde los individuos y la comunidad están representados con su dádiva, para nosotros los mexicanos es un acto sagrado y para otros pudiera ser un acto profano; ofrendar es compartir con nuestros difuntos el pan, la sal, las frutas, los manjares culinarios, el agua y si son adultos pues el vinito y un buen tequila, poder estar cerca de nuestros seres queridos que se adelantaron es poder dialogar con su recuerdo, con su vida es conmemorarlos.
Por si no sabías la ofrenda del día de muertos es una mezcla cultural donde los europeos pusieron algunas flores, ceras, velas y veladoras; y los indígenas le agregaron el sahumerio con su copal y la comida, la flores de cempasúchil así tal cual la conocemos hoy en día, toda ofrenda debe tener los elementos imprescindibles para poder recibir las ánimas: El agua fuente de vida para mitigar la sed, la sal para purificarlos, las velas para brindarles la luz, el copal o incienso para limpiar el lugar de malos espíritus, las flores para aromatizar su estancia, el petate para su descanso, el izcuintle en juguete para los niños ayuda a las almas a cruzar el rio Chiconauhuapan que es el último paso para llegar al Mictlán, el pan representa el Cuerpo de Cristo, el gollete y las cañas (tzompantli) panes en forma de rueda simboliza los cráneos de los enemigos vencidos.
En San Pedro Cholula festejamos cinco días comenzamos el 28 de octubre colocando la Santa Cruz adornada con flores para recibir en casa a los fieles difuntos, esperamos a todas aquellas personas que perdieron la vida en un accidente. El 29 de octubre, esperamos a los que murieron ahogados, el 30 de octubre llegan los más pequeños de casa los niños y niñas que van al limbo, el 31 de octubre todos los niños y niñas que se nos adelantaron a su corta edad, el 01 de noviembre los adultos hacen su visita y el 02 de noviembre llegan todos los fieles difuntos (todas aquellas almas con una sepultura digna).
Estos días si pasan por San Pablo, La Magdalena, San Agustín Calvario, San Gregorio Zacapechpan y Santa María Acuexcomac embellecen la ciudad gracias a los sembradíos de la flor de cempasúchil, las especies de nube, alelí, terciopelo y perrito cuyo olor llega al solo pasar, y te dejo un dato curioso pues si no lo sabias el color amarillo era el color de luto de nuestros antepasados. Nuestro municipio conserva la hermosa tradición de día de muertos, sin duda el caminar por las plazas, ir a las iglesias y visitar los panteones te harán sentir esa cercanía con las personas que partieron antes que nosotros.
Los invito a preservar la tradición del día de muertos para que nuestros hijos y nietos continúen recordando a los que se adelantaron, llevémoslos a visitar a los seres queridos que ya murieron en los cementerios, a decorar las tumbas y llevar música; enseñémosle a montar altares en casa con los alimentos que gustaban a nuestros difuntos, colocar las veladoras, prender el incienso, colocar fotos, poner flores y demás elementos a asistir a misa en honor de nuestros seres queridos que ya fallecieron, a preparar alimentos especiales para compartir en familia a participar en los desfiles dedicados a esta celebración, decorar la calle, la oficina, la escuela, las plazas y asistir a eventos especiales como festivales de tradiciones de vida y muerte. “Por qué recordar es volver a vivir, y muere todo aquel que ha sido olvidado”.