Editorial
Por Mario SALAMANCA RODRÍGUEZ
Si me buscaréis mañana, ya no estaré
Al cielo voy contigo mi señor yo estaré
Lo cielos serán para mí, volaré, volaré
En el cielo seré inmortal; ¡Triunfaré!
Mi señor dueño de la gloria eterna
En gloria y poder, loores solo a él
En el palacio real, por los siglos viviré
¡Otros no sé dónde están? ¡Hoy me salvaste!
Pensad en el rogar, de belleza, de hermosura real
Redimidos por siempre en el palacio de dios
Familiares, amigos tenéis y veréis, marchando en pos
Más allá del río de luz, en el cielo azul
Mis días fueron veloces, sin ninguna esperanza
Mi vida como un soplo, mis ojos se cerraron
Los ojos de los que me ven, no me verán
Deje de ser, como la nube, se desvanece y se va
No volveré a casa, el lugar no recordaré
Me consolaré en dónde estoy, ¡Ya no hay quejas!
Mis sueños son profanados, después despertaré
¡No quise la muerte! Todo fue vanidades
Anduve con mentiras apresúreme a engaños
Mis pasos se apararon de los caminos
Hurtaron mis manos, aceché la casa de ellos
Mi corazón engaño a mujeres con maldades
¿Qué haré, qué diré? cuando dios me pregunta
Él me hizo, lo hizo a él, ¡Yo que responderé!
Hurté a todos, a las viudas, comí solo
El huérfano no comió, en la vid fui malo
Con el poder de tu mano y perseguido
Conducido a muerte disolviste mi sustancia
Al sucumbir derribado fui, semejante a ceniza
Duermo en eterna paz, en el polvo.
El malhechor en el calvario fue perdonado
Mi señor y dios, hoy te imploro perdón
Tú sabes todo esto, es grande el número
De males, afligí el alma de ellos, mis ojos lo ven
En aquel hogar de dicha, gozaré en esplendor
En su mansión corona de oro tendré a ceñir
Resplandeciente gran brillantes y esplendor
Oh cielo azul, bello, hermoso lugar.