CHOLULA.- Presento ante usted, querido lector, una carta escrita para una serie de cartas que nunca llegaron a destino. Dejemos que la imaginación vuele y sirva para leer algo diferente. Aquí la carta.
Quería amiga:
Hoy te confieso algo. Yo sé que no soy un trovador, ni pintor, no artista o escultor, menos un buen cocinero, ni un güero de pelo largo, ni un moreno de con abdomen cuadrado. No, solo soy aquel. El amigo de WhatsApp, al que puedes mensajear cuando no esté ya nadie más. El que aspira tomar tu mano para decir ‘todo va a estar bien’, el que cierra los ojos e imagina jugar juegos infantiles para distraer tu más grande motivo. Solo soy aquel que se ilusiona con el viento en el rostro y las nubes en el cielo. El que pondrá su hombro para que descanses de un mal día, o sus manos para saltar la barda e ir por la pelota volada. Pero en este momento no soy más que el amigo de WhatsApp. El que no tiene ninguna oportunidad, y lo sabe, pero ahí tenaz estará para el día bueno, el día malo, el día despejado y el día nublado. Del que nunca aceptaras que te espere con un abrazo y al final del día solo quiera una sonrisa antes de partir de regreso a su casa. Pero ese soy yo. Y solo quería decirlo antes que el filo frío del silencio contraiga el pensamiento. No te alteres, no te preocupes, no pasa nada.
Atentamente
Tu amigo del WhatsApp.
Espero haya sido de su agrado.
-J. Nico. L. A.-