Por Aldo COSTILLA ROJAS
CHOLULA.- En Oaxaca 417 municipios están sujetos a un Régimen de Sistema Normativo Interno, que corresponde al 73% del total de municipios en la entidad. Este sistema consta de prácticamente usos y costumbres, entre las que destaca que en muchos municipios las mujeres no pueden votar y mucho menos participar en las decisiones de los Consejos Municipales que están integrados exclusivamente por hombres. Esta costumbre no es mal vista y nadie se opone, aunque muchas mujeres expresan que no han perdido la esperanza de algún día votar y participar en las decisiones de sus pueblos.
En la región de la montaña de Guerrero cientos de niñas han sido dadas en matrimonio por sus padres tras un acuerdo económico entre éstos y los “esposos”. Durante mucho tiempo los tratos se han realizado con pleno conocimiento público y por acuerdo comunitario. La situación no solo es denigrante para las familias sino para las menores que en la mayoría de los casos terminan siendo víctimas de violencia por una costumbre que no es mal vista por los pobladores de los lugares donde se practica. En el diario el Sol de México la legisladora Eufrosina Cruz Mendoza menciona que tres de cada diez niñas de 10 a 15 años en comunidades indígenas de Guerrero, Oaxaca y Chiapas siguen siendo vendidas por usos y costumbres y para matrimonios forzados”.
En San Pedro Cholula y en muchos municipios del estado de Puebla se practica el lanzamiento de cuetes que implica una afectación directa al derecho a la tranquilidad personal. Los practicantes de esta molesta actividad la justifican, en la total ignorancia, como una costumbre o tradición. El mismo planteamiento que hacen quienes compran o venden niñas en los estados de la costa del Pacífico y los hombres que -al margen de la ley- no permiten el voto de las mujeres en Oaxaca. Los lanza cuetes y quienes respaldan esta práctica desconocen que las detonaciones son una invención china, importada durante la colonia para crear terror entre los indígenas. Las explosiones no tienen nada que ver con el culto y la devoción, mucho menos con la cultura cholulteca ni con la mexicana.
El lanzamiento permanente de cuetes y el intenso y molesto ruido que provocan no es un asunto irrelevante en una población que no se ha acostumbrado a la contaminación auditiva, sino que tiene que ignorarlos pues pareciera no queda de otra, como ocurre en otros lugares donde se practican algunas de las peores “costumbres” del país.
Además del inexistente significado cultural, religioso y tradicional, los cuetes que perturban el ambiente, que afectan a enfermos, ancianos, animales, infantes y a quienes han acaecido por accidentes derivado de la pólvora, son una flagrante violación al artículo 155 de la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente pues las cuetizas superan los límites máximos establecidos en la norma mexicana.
Ante eso ¿Dónde está la autoridad verificadora y sancionadora? ¿Será que estamos condenados a vivir acosados por la intransigencia y determinación absurda de quienes además de presuntamente violar la norma y justifican su sinrazón bajo la idea equivocada de ser tradiciones o costumbres?
Finalmente pregunto ¿habrá una figura, de la sociedad civil o la autoridad que asuma el costo político de frenar de una vez por todas los molestos cuetes que trastornan la tranquilidad que quienes sí queremos si a Cholula y llevamos todos nuestros días en esta tierra anhelamos?