Latinoamérica carece de un ecosistema que impulse el emprendimiento científico

CHOLULA.- Ante la falta de un ecosistema de emprendimiento científico y poca inversión, los investigadores deciden migrar a países donde la innovación pueda despegar.

Pasar de la investigación a un modelo de negocios en Latinoamérica resulta complicado, pues son pocos los proyectos que se materializan en empresas.
Existen muchos motivos que detienen el emprendimiento científico, uno de ellos es el tiempo que se requiere para que la innovación se convierta en un producto final, pero a esto se suma una brecha entre la estructura académica y el mundo de los negocios, así como la falta de inversión.
Cristián Hernández, socio general de Zentynel Frontier Investments, dice que en Latinoamérica han surgido startups biotecnológicas, principalmente en Brasil, Argentina, México y Chile, pero muchos de los investigadores han tenido que migrar a Estados Unidos por la falta de un ecosistema que impulse el emprendimiento científico.
Destaca que en el país del norte existe un ecosistema más maduro, por ello los emprendedores migran, a fin de conseguir mayor inversión y crecer el negocio.
“Hay una distorsión en la cantidad efectiva de compañías fundadas por latinos, porque muchos, sobre todo en México, se van y lo hacen allá (en Estados Unidos), y se pierde el registro”, precisó.
Lo difícil de emprender en ciencia
Siempre es complicado emprender, pero cuando se hace en ciencia es más difícil, porque se ingresa a un mercado regulado, con estrategias, política y pasos técnicos de manufactura a seguir.
“Emprender en ciencia es algo doloroso y para mentes fuertes y hay que estar dispuesto a sufrir un poco. Se necesita de un entorno donde te comprendan, no solo para poner el dinero, sino para que te orienten y se acorte la curva de aprendizaje”.
Hernández dice que a pesar de la reducción de presupuesto que ha tenido la ciencia en los últimos años, los investigadores han sido resilientes y es esto lo que les ayuda al momento de emprender, pues sacar adelante el laboratorio es similar a emprender.
¿Cómo pasar de investigación a empresa?
En realidad son pocas las investigaciones que se convierten en negocio. Normalmente un investigador encuentra una solución potencial a un problema grande con su ciencia y se lo comunica a otros que poseen habilidades comerciales o de gestión de negocio, y en conjunto convierten esa idea en una solución tangible.
“Normalmente una empresa biotecnológica es fundada por un grupo de dos o tres personas”.
Incluso, los institutos de investigación negocian con las empresas para transferir la tecnología y que sea la organización la que tenga la patente y levante inversión con más facilidad, de esta forma la innovación se usa para proyectos más grandes y cuando se consiguen ingresos una parte de los recursos se regresen al instituto.
Inversión para impulsar el emprendimiento
Hernández destaca que sí existen fondos que invierten en el emprendimiento científico, pero que se suele hacer en etapas tempranas, ya sea con inversionistas ángeles o fondos gubernamentales.
Pero se necesita mayor inversión, sobre todo en las empresas que están despegando, por ello Hernández fundó Zentynel Frontier Investments, un fondo de Venture Capital que busca apoyar con inversión al desarrollo de startups de biotecnología.
Hasta la fecha el fondo ha invertido ocho millones de dólares en startups de medtech, healthtech, biotech y foodtech en etapas de desarrollo early stage, seed y serie A. Su meta para este año es sumar seis startups más a su portafolio.
El fondo nació del joint-venture entre la Fundación Ciencia & Vida y Venturance Alternative Assets, quienes identificaron la necesidad que tienen estás compañías de contar con un inversionista especializado que no solo aporte capital, sino también su experiencia, con el fin de acelerar el crecimiento de startups con ADN científico.
Está liderado por cinco socios: Cristián Hernández, Ingeniero en biotecnología molecular y maestro por la Universidad de Cambridge en Empresas de Biociencia; Pablo Fernández, Director del Fondo Alerce; Roberto Loehnert, Cofundador de Venturance Investments; Bernardita Méndez, Doctora en biología celular y Presidenta y de la Fundación Ciencia & Vida y el Doctor Pablo Valenzuela, Bioquímico que desarrolló la vacuna contra la hepatitis B y en 1982 fundó Chiron Corporation, una de las primeras empresas biotecnológicas del mundo, que en 2005 fue adquirida por Novartis por 8,900 millones de dólares.
 
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