CHOLULA.- Se terminan los dedos para contar a todos los amigos que se han perdido durante esta pandemia, se acaban las ilusiones al ver las playas llenas de gente, la esperanza se pulveriza al saber que en unos días los hospitales estarán nuevamente al borde, que una vez más empezaremos a perder a más y más médicos, enfermeras y demás miembros de los equipos de salud.
Es desesperante ver la inconciencia, seguramente este año nuevamente habrá nuevas y más grandes ofrendas en noviembre, honrando a todos los que se nos adelanten en los próximos días, me parece inconcebible que la irresponsabilidad sea tan grande, y mientras tanto, los médicos particulares sin vacuna, los servidores de la nación traficando y echando a perder valiosas y escasas dosis que liberan a cuentagotas, en su afán de ¿mantener el poder? ¿de demostrar su colosal incompetencia?
Hace justamente un año comenzaba el calvario de la primera ola, empezaban a manejar un modelo centinela que dejo de serlo cuando demostraron su ineficiencia, mostraban cifras y cifras en un tenor de que no era nada grave, que la enfermedad por SARS-CoV2 a lo mucho era una gripa fuerte, que esta pandemia caía como anillo al dedo, 365 días después seguimos esperando que justifiquen el subregistro de contagios y de muertos, oficialmente van 204 mil decesos, de acuerdo a cálculos internacionales, dicha cifra debe ser multiplicada por 3 o 4 para tener una idea del inconmensurable descontrol de esta crisis sanitaria.
El faro de esperanza que suponía la vacuna se esta convirtiendo en un arma de doble filo, pues con los videos circulando donde supuestamente se aplica aire en vez del vial de la vacuna, la ya reacia gente menos va a querer vacunarse, desafortunadamente, esta pandemia la ha manejado la política y no la cordura, se ha depositado la confianza en la charlatanería y no en la ciencia, tal parece que seguimos en el oscurantismo, probablemente efecto de la espiral histórica, cuyo olvido va a costar miles de vidas más.