La Pasarela

La ola guinda y el arroz cocido

CHOLULA.- La convocatoria en la jornada electoral fue espectacular y rebasó todas expectativas.

Las grandes filas demostraron en interés que generó a la ciudadanía las elecciones, sobre todo en la sucesión presidencial.

Ingenuamente desde que se empezaron a apreciar grandes filas en las casillas colocadas por todo el país, muchos empezaron las especulaciones que cuando la gente sale a votar era porque quería castigar al gobernante en turno.

Pero no fue así.

Como en 2018, la ola guinda, pero ahora de Claudia Sheinbaum, llegó y aplastó en la mayoría de las regiones del país, incluido Puebla.

Todo aunque como siempre se da en las elecciones, todos salieron a cantarse ganadores.

En el caso de la gubernatura de Puebla, el primero en anunciar la victoria de Alejandro Armenta Mier, fue el líder nacional del partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena), Mario Delgado.

Minutos después, ya salió Eduardo Rivera Pérez a autoproclamarse ganador de la contienda.

Casi al mismo tiempo, desde otro punto, Armenta Mier, hizo lo propio, mientras en televisión nacional, Denisse Maerker lo anunciaba como ganador al morenista.

Y así empezaron a fluir las encuestas en redes sociales y a goteo los datos del Programa de Resultados Preliminares Electorales (PREP) del Instituto Nacional Electoral (INE).

Por eso se dice que el arroz ya está cocido.

Con el lamentable robo de urnas en Tlapanalá a muy temprana hora, con una muerte de saldo, parecía que la jornada sería cruenta.

Pero afortunadamente, el gobierno estatal actuó con sus cuerpos de seguridad detuvieron a los delincuentes casi inmediatamente.

Esto generó confianza.

Así con apenas 50 incidentes menores en todo el estado, se puede decir que la jornada fue más que excelente.

Y como bien lo dijeron los representantes de todos los partidos políticos en sesión ante el Instituto Electoral del Estado (IEE), este domingo ganó México y ganó Puebla, al demostrar la civilidad.

Los ciudadanos hicieron lo suyo.

Ahora les toca a los perdedores reconocer su derrota y no manchar la decisión de la gente con politiquerías.

Tiempo al tiempo.