Por el Dr. Omar Josué Rojas Vázquez
CHOLULA.- El próximo 20 de agosto se cumplen cinco meses desde la declaratoria de emergencia en nuestro país, durante estos 150 días más de medio millón de personas han sido contagiadas de acuerdo a las cifras oficiales y más de 56,000 han perdido la vida.
De acuerdo a la información oficial, este 24 de agosto inician las clases para 30 millones de alumnos, quienes se reincorporarán mediante el programa “Aprende en Casa”, hasta que el semáforo epidemiológico cambie a verde.
¿Por qué cerraron las escuelas?
La suspensión de actividades educativas en todos los niveles obedece a la evidencia recabada durante la anterior pandemia de Influenza A H1N1, dónde la reducción del contacto social entre estudiantes interrumpió la transmisión del virus, sin embargo, ante el SARS-CoV2, el rol de los niños en la transmisión no es claro, pues hay pocos estudios que involucren a las instituciones de enseñanza, los datos recabados en los pocos estudios desarrollados demuestran poca transmisión en ambientes escolares, y finalmente, la evidencia apunta a que la transmisión está relacionada a eventos sociales ligados a la vida escolar.
¿Beneficia el cierre de los centros educativos?
Si bien el cierre temporal de escuelas y universidades frena la transmisión del SARS-CoV2, de manera simultánea puede dar lugar a una reversión de logros educativos, así como a la relajación respecto a normas y horarios establecidos. Del mismo modo, la asistencia a las escuelas permite a algunos padres poder trabajar, y en algunos casos, brinda alimentación y resguardo a algunos estudiantes.
¿En que se basan las autoridades para decidir abrir las escuelas?
Esta decisión es multifactorial, las restricciones de transporte, la capacidad de los estudiantes para desplazarse, la tendencia en los casos COVID-19 en cada área escolar, los niveles de colaboración y coordinación entre los distintos órdenes de gobierno, así como los factores de riesgo que tengan los maestros o estudiantes.
¿Qué sugiere la Organización Mundial de la Salud?
La creación de políticas, prácticas e infraestructura sustentable para mantener las estrategias de prevención y control de COVID-19, incluyendo la higiene de manos, el distanciamiento físico, y la habilitación de una unidad de enfermería para la atención oportuna y eficiente de casos sospechosos.
Entre estas políticas se incluye la seguridad para el personal escolar, la capacitación de todos los trabajadores de los centros educativos, el regreso a modalidades en línea de manera sostenible en caso de brote, y maestros suficientes que puedan soportar el cambio de fase.
¿Qué medidas son recomendadas una vez que el semáforo cambie a verde?
Una higiene de manos frecuente y adecuada, así como saludos sin contacto físico, el uso de mascarillas o caretas faciales, limpieza diaria del centro educativo son aspectos esenciales cuando podamos volver a las aulas. Entre otras recomendaciones, se deberá capacitar al personal médico para explicar e identificar signos de alarma, a la vez que se promueva la política de quedarse en casa si no se está bien, del mismo modo, la confianza jugará un papel importante, ya que la nota médica como justificante no podrá ser considerada como requisito para justificar ausencias.
El SARS-Cov2 ha afectado múltiples ámbitos de la vida diaria, entre ellos, la educación del 90% de los estudiantes a nivel mundial, sin embargo, la evidencia histórica indica una de las reglas básicas de la biología, adaptarse o morir, hoy en día el uso de las tecnologías es adecuado y encausado a un objetivo primordial, preparar a la generación que será la encargada de afrontar los futuros retos de esta nueva normalidad y los desafíos de este nuevo mundo.