LA MUERTE EN EL MEXICO PREHISPANICO

Por Nancy LUNA

CHOLULA.- La vida y la muerte son un símbolo emblemático que ha causado admiración, temor e incertidumbre al ser humano a través de la historia. Por muchos años, en diversas culturas se han generado creencias en torno a la muerte que han logrado desarrollar toda una serie de ritos y tradiciones ya sea para venerarla, honrarla, espantarla e incluso para burlarse de ella. México es un país rico en cultura y tradiciones; uno de los principales aspectos que conforman su identidad como nación es la concepción que se tiene sobre la vida, la muerte y todas las tradiciones y creencias que giran en torno a ellas.

En México, las ceremonias rituales dedicadas a los muertos se practican, desde antes de la llegada de los españoles a tierras mesoamericanas, el culto data por lo menos de 1800 antes de nuestra era. Uno de los misterios de las culturas prehispánicas es el Mictlan, la tierra donde se inhuman los cadáveres o las cenizas de los cuerpos incinerados, y de donde brota la vegetación y el alimento que nutre a los hombres. Entrar al Mictlán no era fácil, se trataba de la muerte por causa natural y se debían recorrer durante cuatro años caminos tortuosos y llenos de peligro.

La muerte más deseada por los antiguos mexicanos era en combate o en sacrificio, pues quienes morían así iban al Omeyocan o paraíso del Sol, y tras cuatro años regresaban a la vida en forma de colibrí. Además de los guerreros, este destino privilegiado tras las muerte era para las mujeres muertas en parto.

En la época prehispánica no se realizaban altares u ofrendas como los que conocemos actualmente y que forman parte del festejo del Día de Muertos.

Las ofrendas formaban parte más bien del rito funerario; es decir, no se colocaban en una fecha especial después de la muerte de la persona, sino formaban parte de su entierro.

El difunto era enterrado con joyas y ropajes, con vasijas con alimentos, agua, y otros elementos que podrían servirle al ánima en su camino al Mictlán.

Una de las celebraciones era el Miccailhuitontli, la cual era dedicada a los niños muertos y se realizaba durante agosto; y el Hueymiccailhuitl que se realizaba en septiembre. Esta última era considerada como la gran fiesta de los muertos; ambas celebraciones duraban 20 días. La muerte era tan importante para los mexicas que en su calendario uno de sus días era Miquiztli, que significa muerte. Incluso se consideraba que si un niño nacía en el día miquiztli era señal de buena fortuna, aunque era necesario hacer sacrificios de codornices en su honor.

México es un país rico en cultura y tradiciones sobre la concepción de la vida y la muerte, como una dicotomía inseparable.

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