Por Nancy LUNA SORCIA
CHOLULA.- La mezclilla es el denominador común y la variable perfecta cuando se habla de estilo, vanguardia e innovación. Este material textil ha sido capaz de trascender con los años y sobrepasar las temporadas, adaptándose a las tendencias y escribiendo su propia historia. Un clásico en el armario, los jeans, se perpetúan como protagonistas integrando una cualidad que hoy los vuelven aún más relevantes: la sustentabilidad y evolución hacia un futuro con una ética de consciencia.
La mezclilla fue originalmente producida en Francia, particularmente en una ciudad al sur del país llamada Nimes, de aquí se deriva su nombre “denim”. Su historia se remonta a 1800, cuando los obreros en las minas requerían un material textil que les permitiera trabajar largas horas, evitando lesiones en la piel mientras estaban en contacto con materiales rudos. El primer modelo de esta prenda fue el popular overall en color índigo, el cual provenía de la India. La funcionalidad de esta prenda la llevó a popularizarse y comercializarse, sobre todo en el occidente.
Más tarde, en 1853, Levi Strauss abre una tienda en la ciudad de San Francisco donde vendía materiales para obreros, incluidos unos pantalones de denim. Strauss, junto con su socio Jacob Davis, desarrollan la idea de esta prenda reforzada para conseguir la patente de los pantalones que cambiarían la historia de la moda.
Es hasta los años 50 que esta prenda se empieza a popularizar y difundir entre los jóvenes. A finales de los 70 se convierte en la prenda democrática por excelencia. El fin de la Guerra Fría en Estados Unidos trae con ella el fin de la segregación y los estereotipos, y así es como el jean se comienza a usar por personas de todos los estratos sociales, géneros, razas y sexo.
En la década de los 80s, el denim es incorporado a las tendencias de la época por grandes casas como Yves Saint Laurent y Kenzo; que se convirtieron en transmisores de unidad y poder a través de sus diseños para convertir a este par de pantalones en objeto de las miradas. A finales de la década, el vanguardismo y la música supusieron nuevas estéticas para los jeans, al convertirlos en el uniforme de las estrellas de rock, quienes estilizaron estos pantalones bajo sus propias reglas, con siluetas más holgadas que crean un nuevo discurso social.
Desde entonces el denim ha tenido una popularidad imparable. La mezclilla se ha convertido en uno de los materiales más producidos a nivel mundial, uno que los diseñadores aman e incluyen si falta en sus creaciones.