Por Nancy LUNA SORCIA
CHOLULA.- Según los historiadores, se cree que los inventores de la cuna fueron los habitantes de Mesopotamia, seguramente los sumerios o los babilonios, hace miles de años. Como en muchos otros inventos de la humanidad es muy complicado saber con exactitud quién creó la cuna, pero gracias a restos arqueológicos obtenidos, se tiene esta certeza.
Sí que sabemos que, probablemente, la primera cuna de la historia estaba realizada de mimbre y tenía una forma que permitía hacer una pequeña oscilación. Con este suave movimiento se facilitaba que el bebé conciliara el sueño.
Entre las piezas del ajuar doméstico, la cuna es una de las más antiguas en lo que a la historia del mueble se refiere. Gracias a los historiadores sabemos que las primeras cunas fueron simples cestos de mimbre; similares al actual Moisés.
La mitología griega nos muestra a Baco de niño acostado sobre un harnero, aunque la cuna ya existía en aquella lejana edad y se diferenciaba claramente de la criba. Platón asegura que cuando no se tenía a mano la cuna, la nodriza o el esclavo a cuyo cargo se dejaba la criatura lo acunaba con sus brazos imprimiendo a éstos un balanceo característico.
En un pintado procedente de la Atenas clásica aparece el dios Mercurio niño sentado sobre una cesta con asas a los costados que sólo le deja libre la parte superior del cuerpo: tiene forma de barco para que la convexidad permita imprimirle un movimiento oscilatorio. Y el escritor clásico Teócrito dice en sus Idilios que Electra, hija del rey de Micenas, mecía a sus gemelos en un escudo porque no tenía a mano su cuna de madera.
También los gemelos fundadores de Roma, Rómulo y Remo, fueron mecidos por su madre en una cuna en forma de pila, la misma en que fueron abandonados Tíber abajo. Entre los antiguos romanos la cuna era objeto del ajuar muy habitual, como refleja el comediógrafo latino Plauto.
En el siglo XV aparecieron las cunas colgadas del techo o suspendidas sobre dos pivotes, protegidas con cortinas. Toda una revolución en aquella época. El lujo tardó en llegar a este elemento del mobiliario: esto sucedió ya entrado el siglo XVIII, en que empiezan a confeccionarse de materiales nobles y a elaborarse cunas acolchadas con marquetería esculpida y relieves, empleándose en ellas marfiles, maderas preciosas, camafeos e incrustaciones de oro y plata.
En el siglo XIX el lit de parade francés o cama de lujo para niños ricos, se puso de moda en toda Europa. Pero… aquello ya era más que una cuna: era un pequeño trono para el bebé.
A principios del siglo XX apareció la cuna de viaje. Ideal para poder llevar al bebé mientras se viajaba. Más pequeña que las convencionales y con la facilidad de ser fácilmente montable y desmontable.