Por: Jorge GÓMEZ CARRANCO
CHOLULA.- Me pregunto ¿cómo llegamos a creernos tan seguros de nuestras propias instituciones?, ¿cómo es que se puede estar bien cuando un 20% de los empleados están plenamente comprometidos con su trabajo?, ¿cómo es que los trabajadores de primera línea tengan por encima de ellos hasta 8 niveles de gestión?, ¿Cómo podemos vivir con todo esto? Lamentablemente, no debería sorprendernos, porque nuestras organizaciones son inhumanas por diseño, que quiero decir con esto, me refiero a cómo han sido concebidas, lastran tremendas inercias que no son resultado de empleados con fobia al cambio, sino de estructuras de poder que generan largos tiempos de respuesta desde el momento en el que se percibe algo y el momento en el que es respondido.
Desde 1983, el tamaño de la clase burocrática no ha parado de crecer, hasta duplicarse, si estamos atascados no es porque carezcamos de modelos a seguir, empezando por quitar las “bendiciones” de la burocracia, podemos aumentar el control, la consistencia y la coordinación sin tener que emplear el 30% de todo el trabajo en aspectos burocráticos.
Creo que no hemos sido lo suficientemente honestos ni valientes en la gestión como para enfrentarnos a aquellos que defienden sus sistemas, y además hemos sido poco creativos e innovadores para buscar alternativas. No tiene que asombrarnos la ambivalencia reinante, para nuestras administraciones o gobiernos, la burocracia es un juego con múltiples playes; si uno es un jugador muy capacitado, será capaz de echarle la culpa a los otros, o por lo menos evitar que se la echen a él, además de obtener recursos, gestionar, evitar que le investiguen obviamente, no desea cambiar el juego, pues le gusta y se beneficia tal y como está.
Será que acaso es imposible desmantelar la burocracia sin redistribuir la autoridad de forma radical, también debemos tener cuidado con analizarnos y confrontarnos a nosotros mismos antes de retar a los demás. Hemos de preguntarnos qué conducta practicaremos en nuestro entorno.
Todo es posible cuando se es recto y propio. Recordemos que hace algunos años existía la esclavitud está figura parecía un hecho implacable, algunos seres humanos estaban destinados a ser propiedad, afortunadamente hoy vemos a la esclavitud como algo repugnante, hace cien años existía el patriarcado estaba tremendamente institucionalizado de tal manera que las mujeres sojuzgadas bajo los hombres y hoy reconocemos eso como una tremenda injusticia, que quiero dar a entender que en definitiva, los sistemas sociales asentados como la burocracia en la administración pública y la gobernanza pueden ser cambiado y podemos brindar un mejor servicio con personas preparadas, con el don servicial, el humanismo que nos caracteriza de amabilidad para que resuelvan con eficaz y eficacia las peticiones, solicitudes y requerimientos que le haga la ciudadanía a sus servidores y funcionarios públicos donde les brinden una atención digna, pues, cómo lo dijo el escritor indio Rabindranath Tagore “Quién no vive para servir, no sirve para vivir”.