* Las cifras lo demuestran
Por Edmundo TLACUILO ALMAZÁN
CHOLULA.- Los días transcurridos desde que en México se decretó el confinamiento por la pandemia, son 127 y siguen contando. El primer caso se documentó el 29 de febrero, pero se sabía de la existencia del Covid-19 desde diciembre de 2019, cuando el gobierno chino informó sobre ese extraño virus a la Organización Mundial de la salud, OMS. Es decir, las autoridades mexicanas tuvieron tiempo suficiente para implementar medidas tanto sanitarias como sociales y económicas para enfrentar al COvd-19, pero como nada de esto hizo el gobierno, hoy la economía del país tendrá al final del año, un retroceso del 10 or ciento y la crisis económica podría extenderse a todo el sexenio y a las cuantiosas pérdidas materiales hay que agregar el dolor inimaginables de las familias que han perdido uno o varios seres queridos a causa de la pandemia, miles de muertes que pudieron haberse evitado.
Al 16 de julio, los dudosos datos de contagios eran 312 mil 635, y los muertos 37 ml, y hoy 50 mil muertos, sui aplicamos el factor de corrección de 8 dado por el subsecretario de salud, Hugo López-Gatell, los contagios son de 2.5 millones (aunque los expertos dicen que pueden ser más), y su los muertos declarados se multiplican por el factor de error al contabilizar las actas de defunción, el número de decesos es superior a 100 mil. Pero lo que queda claro y no solo a los mexicanos, sino a los de todo el mundo es que, aun con cifras maquilladas, México ocupa hoy el nada honroso cuarto lugar, en contagios, y el tercer lugar mundial en número de fallecidos. La sabiduría popular dice que con la salud no se juega, pero el encargado de la pandemia y el gobierno de la “Cuarta Transformación 4T”, han jugado con la información y con la vida de los mexicanos. La cuarentena no terminó el 20 de abril, como lo habían pronosticado; ni mucho menos en la fecha corregida, del primero de junio. El “pico” de la pandemia nada más no llega.
El número de muertos pronosticado por López-Gatell, el cuarto de mayo era de seis mil; pero las cifras oficiales difundidas estos días son escalofriantes, aún sin considerar las reales. Las medidas de confinamiento en México comenzaron demasiado tarde. El 20 de marzo eran dos muertos y 203 contagios confirmados y, con estos datos, se declara una cuarentena que el gobierno de la 4T previó que sería corta, ya en la llamada “nueva normalidad”, el primero de junio, los contagios fueron 93 mil 435 y las defunciones 10 mil 1676, y se pusieron en vigor los confusos semáforos, con base en esta información oficial se entiende la lógica que se siguió para terminar el confinamiento, si en marzo los casos eran relativamente pocos, comparados con los d junio, hoy vemos e fracaso total. Después del regreso a las calles, el número de muertos y contagios se han triplicado.
El gobierno de la 4T decidió concluir el confinamiento en aras de evitar la estruendosa caída económica y dar satisfacción a las presiones de Estados Unido, EE UU, para que las empresas de ese país, que maquilan en México, no padecieran un “cuello de botella2 en sus cadenas de suministros. Los días de confinamiento no surtieron el efecto esperado porque la agobiante realidad de la mayoría de los mexicanos nos alcanzó; la gente necesitó salir a las calles para llevar el sustento a su hogar, el confinamiento hubiera sido efectivo solo su el gobierno hubiera garantizado ingresos y alimentos a todos los hogares de mexicanos pobres, más el apoyo a las PYMES para que lograran sostenerse durante la contingencia, puyes el “quédate en asa” solo es posible para algunos cuantos, por no destinar el presupuesto de los mexicanos a esta emergencia nacional cada día que pasa se agudizan más los efectos de la pandemia y se hace más evidente la ineficiencia de la 4T.
El regreso del pueblo a las calles en aras de la reactivación de las actividades productivas, es un crimen de esta humanidad y el gobierno actual será juzgado un día, pero este crimen pretende ocultarse con la misma desinformación que a diario recibe la gente, invitaciones para que salga a la calle; la insistencia de que el cubre-boca no es necesario, las puntadas de que la enfermedad no es grave; las afirmaciones de que la peor fase ya pasó y que todo puede ser dejado a la suerte, los ciudadanos ya no saben que creer y un buen número de ellos se conducen en las calles y trabajos sin ninguna precaución, pero quienes se vanaglorian hoy de estar “haciendo historia” en un país al que han destrozado, el pueblo les cobrará la factura, tarde o temprano.
Benévolo lector, algunos versos de Porfirio Barba Jacob, seudónimo de Miguel Ángel Osorio Benítez. Nació el 29 de julio de 1882 en Santa Rosa de Osos, Colombia. Sus padres fallecieron cuando era un niño, por lo que fue criado pro sus abuelos. Comienza a publicar sus primeros poemas a los 23 años, entre ellos parábola del recuerdo. Al poco tiempo se muda a México, donde tiene una vida más activa dentro del círculo literario, funda la Revista Contemporánea.
CANCIÓN LIGERA
Si acongoja un dolor a los humildes,
o si miran un valle, un monte, un mar,
dicen tal vez: "Dichosos los poetas
porque todo lo pueden expresar."
¡Ah! pero en el misterio en que vivimos,
la cotidiana y múltiple emoción,
como no encuentra un ritmo que la cante
se ahoga en el sepulto corazón.
Y están sin voz el oro de los trigos,
el son del viento en pugna con el mar,
la luz que brilla, el grito que se apaga
y el llanto de la noche en el palmar.
Y están sin voz, perennemente mudos,
sin quien venga su espíritu a decir,
el sol, la brizna, el niño y el terrible
prodigio del nacer y del morir.
Y nosotros, los míseros poetas,
temblando ante los vértigos del mar,
vemos la inexpresada maravilla,
y tan sólo podemos suspirar.
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