Indagando, Ando

La Violencia contra la Mujer

* Un Problema de Salud Pública que Nos Compete a Todos

Mtro. Gerardo GALICIA VÉLEZ

La violencia contra la mujer es un fenómeno complejo y devastador que afecta a millones de mujeres en todo el mundo. Según la definición, se trata de «todo acto de violencia que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada». Esta definición abarca diversas formas de violencia, incluyendo la económica, física, sexual, digital, psicológica, simbólica y vicaria.

Hoy, quiero centrarme en los efectos directos que estas violencias tienen sobre la salud de las mujeres, destacando cómo la violencia contra las mujeres se convierte en un problema de salud pública. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), al menos una de cada tres mujeres ha experimentado violencia física, psicológica o sexual en algún momento de su vida. Es crucial recordar que esta cifra refleja solo los casos reportados; muchos episodios de violencia no son denunciados debido al miedo, la vergüenza, la falta de confianza en el sistema de justicia y otros factores.

El impacto de estas violencias en la salud física y mental de las mujeres es profundo. En términos físicos, la forma más extrema y trágica de violencia es el feminicidio, seguido de lesiones como fracturas, contusiones y diversas heridas. Además, la violencia puede desencadenar problemas de salud crónicos, como trastornos gastrointestinales, enfermedades cardiovasculares y problemas sexuales y reproductivos. Estos efectos físicos impiden que las mujeres se desarrollen plenamente e impiden su integración productiva en la sociedad, lo que, a su vez, obstaculiza el desarrollo económico y aumenta el gasto público en salud.

En el ámbito de la salud mental, los efectos de la violencia son a menudo invisibles pero no menos graves. Las mujeres que han sido objeto de violencia pueden desarrollar trastornos de ansiedad, depresión, estrés postraumático, trastornos alimentarios y, en casos extremos, recurrir al suicidio. La violencia también tiene un impacto significativo en la salud reproductiva, aumentando el riesgo de infecciones de transmisión sexual, embarazos no deseados y complicaciones durante el embarazo, así como afectaciones al sistema reproductivo. La violencia durante el embarazo puede llevar a partos prematuros y bebés con bajo peso al nacer, entre otros problemas de salud.

En México, se han implementado varios esfuerzos para frenar la violencia contra las mujeres, aunque estos son insuficientes. La Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, aprobada en 2007, y el Sistema Nacional para Prevenir, Atender, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres son algunos de estos esfuerzos. Sin embargo, la ejecución de estas medidas enfrenta numerosas barreras, y no existen mecanismos adecuados para que la salud pública aborde la violencia con una perspectiva de género amplia.

La erradicación de la violencia hacia la mujer es esencial no solo para proteger nuestros derechos fundamentales, sino también para salvaguardar nuestra salud de manera integral. Es crucial implementar políticas efectivas de apoyo a las mujeres víctimas de violencia, proporcionándoles acceso a servicios de salud física y mental, asesoramiento legal y espacios seguros de manera gratuita y universal.

Solo a través de esfuerzos multifactoriales y la participación de todas las esferas de la sociedad, podremos establecer políticas públicas que garanticen el derecho constitucional a una vida libre de violencia y la protección de nuestra salud. Que la vida extinta de las hermanas Mirabal y de millones de mujeres en el mundo nos inspire a actuar en busca de un futuro libre de violencia para todas.