Por Edmundo TLACUILO ALMAZÁN
CHOLULA.- Este escritor estadounidense (Nueva York, 1914-2003) fue autor de 80 novelas, más de 200 relatos cortos, 160 publicados, 16 obras de teatro, siete libros de historia y cinco poemas, uno dedicado a la revolución Rusa de 1917, pues fue militante del partido comunista de Estados Unidos (EE UU), simpatizante de todas as causas justas en el mundo y pacifista. En 1953, el gobierno de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) le otorgó el premio Stalin, de la Paz.
Durante esa década, Fast figuró en las listas “negras” del senador Joseph Mc Carthy edgar Hoover, director de la oficina Federal de Investigaciones (FBI) los principales actores del anticomunismo gringo en el siglo XX debido a estos persecutores casi la mitad de sus textos fueron publicados con los seudónimos Ben Boruchy E. V. Cunninghan. Una de sus novelas más famosas fue Espartaco, cuya historia sirvió de guión a su también exitosa versión cinematográfica (1960), dirigida por Stanley Kubrick y protagonizada por el actor Kirk Douglas. En los inmigrantes 1977, la primera de una serie de seis libros, cuenta la vida de media docena de familias de segunda generación, algunas con ascendentes allegados a California durante la “Fiebre de Oro”, en los años 50 del siglo XIX: Thomas Seldon, escoces; Antonhy Cassala, italiano; Samnuel Goldeberg, abogado judío-alemán; Daniel Levette, de orige francés e italiano; Mak Levy, judío rusoy Feng Woo, chino. El relato de Fast alterna las sagas de cada familia, cuyos integrantes se conocen y mezclan por razones de trabajo, negocio o afecto amoroso en este último caso se hallan Dsan Levette, primero humilde pescador y luego prominente empresario y Jean, la bella hija del principal accionista del Banco Seldon. Dan integra una flota de lanchas; luego, en alianza con Mark Levy, otra de barcos cargueros que inicialmente transporta materiales de desechos del terremoto de 1906 que destruyó San Francisco y más tarde armas en la segunda guerra mundial; en los 50 crea una línea de cruceros turísticos; irrumpe en el negocio de los grandes almacenes comerciales; es pionero de la aviación de pasajeros en EE UU, incluso está a punto de incursionar en la política al lado de un gobierno de Texas, que fracasa cuando intenta ser presidente. Sin embargo, su vida íntima con Jean Seldon “naufraga” y se liga a May Ling, la hija de Feng Woo, su contador y gerente desde que empezó a prosperar como empresario de éxito.
A través de estos personajes, Fast brinda una síntesis realista, crítica y “romántica” de la sociedad moderna de EE UU. En Jean Seldon, integrante culta de la oligarquía de San Francisco, exhibe al capitalismo brutal de ese país, ya que al final de la novela y con referencia a la crisis financiera de 1929, despoja de sus empresas a Dan y Mark Levy. Una vez libre, Lavette vuelve a la pesquería y busca a May Ling, quien había huido a San Pedro, con su hijo de ambos, su madre y Feng Woo. En este personaje, que había sido barrendero, lavaplatos y cocinero, Fast reivindica a la cultura china, pues en San Pedro se dedicó a traducir del mandarín al inglés los poemas de Lao Tze y Chuang Tze, por encargo de la universidad de Berkeley.
Benévolo lector, algunos versos de Sara de Ibáñez.
Nació en Paso de los Toros, Uruguay, el 10 de enero de 1909. Poetiza uruguaya cuya obra indaga en temas como la angustia de la existencia, el desamparo, la muerte, el amor, la auto-aniquilación de la humanidad y la relación hombre-dios.
Lira IV
¿Por qué me duele el cielo
su luz de llaga que olvidó la muerte?
¿Por qué este oscuro duelo
que mi lengua pervierte
y en mi propio verdugo me convierte?
Voy a vivir la estrella
voy a tocar su frente de alegría.
Voy a matar la huella.
Voy a estrenar el día.
Voy a olvidar la gran palabra fría.
Voy con el agua entera
llena de pechos vivos y rumores;
la mansa, la viajera
de los largos temblores,
la de los infinitos ruiseñores.
Voy por la savia oscura.
Voy a crecer con cedros y palmeras.
Voy por la rosa pura,
por las enredaderas,
por los pausados musgos de las eras.
Por la vena de oro
suelto mis minerales sensitivos.
Gastaré mi tesoro,
mis panales altivos,
la silenciosa luz de mis olivos.
Voy a escapar… Ya siento
flotar mi gran raíz libre y desnuda!
Pero no… Me arrepiento
y tuerzo el ceño, ruda,
amarga, amarga amarga, amarga y muda.