CHOLULA.- Hola compañeros. Espero que tengan motivos para permanecer en Alcohólicos Anónimos. Digo esto porque en AA entendí el tamaño de mi soberbia, la cual desconocía. Yo creía que el mundo era mío. Los estudios que realicé y las bondades que la vida tuvo conmigo me hicieron pensar que no necesitaba de nada ni de nadie y que era superior a los demás por mi “gran inteligencia”. Jamás imaginé que llegaría a un Grupo de AA por no haber hecho buen uso de mi libertad para elegir y tomar buenas decisiones.
Debido a repetidas humillaciones y a la paliza que la vida me acomodó, tuve que llegar al Grupo porque ya no podía con tantos problemas y tanto sufrimiento, ese vacío en el alma me estaba llevando a la tumba. Siempre dije que había sido muy feliz. Tenía una buena familia, un gran trabajo, hijos maravillosos y un esposo que me adoraba, por eso no entendía el porqué de tanta tristeza, de los estados de ansiedad y la falta de motivos para seguir viviendo.
El alcoholismo era un síntoma de esos problemas profundos que eran mi verdadero malestar, todas las situaciones vergonzosas y dolorosas que viví en mi infancia y adolescencia, y que nunca dije, es más, las absorbí en mi mente para no sufrir el mayor de los engaños: mi propia realidad. Gracias al programa de AA y a mis compañeros, me di cuenta de la terrible enfermedad que padezco. Tuve que quitarme las máscaras y reconocer quien soy realmente, solo así puedo aceptarme tal como soy.