Por Nancy LUNA SORCIA
CHOLULA.- Aunque hoy consideramos que el velo de novia por excelencia es de color blanco, no siempre fue así. A lo largo de la historia, el velo nupcial ha sido de diversos colores diferentes y tenido un sinfín de significados diferentes.
El origen del velo de novia es oriental y data del 2000 a.C. En principio fue llevado por las solteras como prenda indicativa de modestia y doncellez. La cultura occidental lo adoptó mucho después. Se cree que la costumbre de cubrir el rostro de la contrayente partió del hombre, siendo su significado social el de mantener oculta o apartada a la mujer, esconderla de la mirada de los demás.
Roma clásica
En vísperas de la ceremonia nupcial la novia colocaba sobre su cabeza una redecilla roja que recogía sus cabellos y el día de la boda se ponía un manto color azafrán que cubría la túnica y un velo anaranjado o amarillo, o flammeum, por recordar el color de las llamas, como signo de la fidelidad que tendría que guardar al esposo.
Aunque durante muchos siglos el color de la virginidad fue el blanco, en Roma predominó el amarillo. En esos casos un velo de ese color cubría el rostro de la novia llegando hasta los pies.
Historia del velo de novia en la Edad Media
A lo largo de la Edad Media el color dejó de ser importante, centrándose el interés en la naturaleza de la tela y los adornos. La importancia del velo vaporoso y blanco llegó a ser tan grande en la España medieval que pasó a significar por sí solo el estatus o condición de mujer casada.
No se tenía por tal la mujer que no hubiese cubierto su rostro para un hombre ante Dios y la Sociedad. La ceremonia nupcial llegó a llamarse “velambres”, o acto de colocación del velo.
Evolución hasta la actualidad
Finalmente, a finales del siglo XVIII el blanco se convirtió en el color predominante.
Fue ya en el siglo XIX cuando el velo de la novia se introdujo en las bodas cristianas, simbolizando la pureza y virginidad de la novia, por este motivo el velo pasó a ser exclusivamente blanco.
En la actualidad el velo sigue siendo un elemento esencial, pero su uso viene motivado más por gustos y por modas, que por motivos religiosos.