Por Nancy LUNA
CHOLULA.- Desde el principio de la civilización, el hombre ha experimentado la necesidad de medir el tiempo, para así regular sus hábitos y quehaceres. Las primeras civilizaciones agrícolas desarrollaron los primeros calendarios, muy útiles para determinar los períodos de siembra y cosecha. No obstante, pronto se hizo patente la necesidad de contar con instrumentos más precisos que los calendarios, especialmente en la navegación, pues era necesario compensar de alguna forma la falta de exactitud de estos primitivos medios. Esto motivó a sabios de diversos pueblos a idear mecanismos confiables para regular el tiempo.
El primer reloj propiamente tal fue la Clepsidra o reloj de agua, inventado por los antiguos egipcios, que consistía en un recipiente lleno de agua que se vaciaba a intervalos regulares gracias a un orificio practicado en su parte inferior.
Más tarde, en el año 1000 a. de C, los sabios del Medio Oriente crearon el reloj de sol; en éste, la sombra de un poste vertical caía sobre una esfera marcada regularmente, moviéndose según transcurría el día. Este reloj fue muy popular en Asia.
Otro ingenioso invento fue la vela-reloj, desarrollada por los anglosajones, que consistía en una vela marcada a intervalos regulares, permitiendo así medir el tiempo según se derretía la cera.
Alrededor del siglo XIII d. de C. se popularizó el reloj de arena, formado por dos recipientes de vidrio unidos por su parte más estrecha, a través de la cual caía arena. El tiempo que tardaba en vaciarse un recipiente era equivalente a una hora.
Los primeros relojes mecánicos conocidos funcionaban con grandes pesos que hacían girar una sola manivela. Estos relojes eran muy rudimentarios e inexactos. Un gran avance en el logro de la precisión fue la invención del péndulo como mecanismo regulador, realizada por Christiaan Huygens (1629- 1695) en el año 1657. La idea de Huygens permitió, además, agregar al reloj el minutero, con lo cual este instrumento ganó en exactitud y confiabilidad.
El primer reloj de pulsera fue hecho a petición de la Reina de Nápoles María Carolina de Austria en 1812. Este singular reloj realizado por capricho de la Reina era un simple reloj de bolsillo atado o mejor dicho montado sobre un brazalete de oro y piedras preciosas. Sin embargo el primer reloj de pulsera o mejor dicho de muñeca fue una creación del brasileño Alberto Santos Dumont y Louis Cartier en 1901. No obstante, su fabricación en masa se produce en la Primera Guerra Mundial que impulsó su uso cuando los oficiales y soldados del ejército se vieron obligados a utilizarlos, y después de la guerra era común que los hombres llevaran en sus muñecas el utilitario artefacto.
Hoy día vemos relojes en todos lados, en los microondas, en el DVD, en los teléfonos celulares, en las computadoras, en el GPS, los televisores. Vemos relojes plásticos, otros de fino cristal donde vemos su interior y su extraño mecanismo, relojes de pulseras que son joyas y que valen una fortuna. Medir el tiempo se ha convertido en una obsesión humana, pero para bien o para mal del hombre el tiempo siempre controlará la acción humana.