Editorial
Por Mario SALAMANCA RODRÍGUEZ
CHOLULA.- Los grandes temas de la profecía de Daniel son asunto de vital solicitud para la iglesia en la actualidad; la apostasía del pueblo de dios, la revelación del hombre de pecado, la tribulación, la segunda venida, el milenio y el día de juicio, nos veos enfrentados con una interpretación de la historia que no solamente se ha cumplido en gran parte sino que se cumplirá. Es esta seguridad lo que hace el libro de Daniel sea de vital y significativa importancia en esta época, en lo histórico, tanto el judaísmo como el cristianismo han incorporado a Daniel en el canon considerándolo obra genuina del periodo respectivo del afirma hablar, es decir, el siglo VI a de J. C., escrito por Daniel. A Daniel le fue dada la visión de los dominios gentiles. El tiempo medio desde el fin del edicto para la reconstrucción de Jerusalén, hasta el reino de justicia, él declaró que serían 70 semanas o sean 490 años, sesenta y nueve de los siete, o sea 483 años mediría el tiempo desde el edicto hasta cuando “se quitara la vida al Mesías”, queda, pues, un grupo de siete, o sea, siete años, que Israel experimentará en su historia terrenal antes que se establezca el reino de justicia en la tierra. Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo, y sobre tu santuario santa ciudad, para determinar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profesen y ungir al santo de los santos Sabes, pues, y entiende que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el mesías príncipe, habrá siete semanas y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiados.
Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al mesías no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones, y por otra semana confirmará e pacto con muchos, a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre desolador. Daniel. 9-24 al 27.
Como un decreto sagrado, que no había sido revelado a los hombres, cuando se quitó la vida al mesías, o sea la muerte de Cristo, dios comenzó la realización de su propósito celestial, y durante ese tiempo (así como ahora) toda la historia claramente judía está suspendida, y tanto judíos como gentiles han quedado en el mismo niel, en donde ambos están, “bajo pecado” ¿Qué, pues? ¿Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna manera, pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado. Romanos 3-9.
Igualmente sujetos al mismo mensaje de la gracia salvadora, porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es señor de todos, es rico para con todos los que le invocan. Romanos 10-12. Muchas de las escrituras que presentan este programa de eventos, sea directa o indirectamente anticipa que los restantes siete años que son claramente la conclusión de los 490 años del programa de Israel, que vio el profeta Daniel, seguirán su curso como la gran tribulación, inmediatamente después de completarse el llamamiento de la iglesia, y el momento cuando sea quitada de la tierra. Ese será, el “tiempo de angustia para Jacob” ¡Ah, cuán grande es aquel día! tanto, que no hay otro semejante a él; tiempo de angustia para Jacob; pero de ella será librado. Jeremías 30-7.
Daniel contempló desde sus días hasta el primer advenimiento del mesías, y en estos días, y en los días de estos reyes el dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo, desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero el permanecerá para siempre, de la manera que viste que el monte fue cortada una piedra, no con mano, la cual desmenuzo el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro, el gran dios ha mostrado al rey lo que ha de acontecer en lo porvenir, y el sueño es verdadero, y fiel su interpretación. Daniel 2-44-45. Dios nos Ama.