El Lobo Cambia el Pelo, Pero no las Mañas 

“Sospechosismo” 201-C 

Por Octavio RODRÍGUEZ FIGUEROA 

CHOLULA.- Otro de los libros que disfruté en esta pandemia, fue sobre la vida y obra de Ricardo Flores Magón. Un anarquista con ideales. En sus discursos, hasta parece profeta. Algunas cuestiones que expone, caen en la utopía, pero otras se cumplieron y aún son vigentes, aunque no se le adjudiquen a él. Otras quedan pendientes, pero algún día deberán cumplirse, por inercia del tiempo y la justicia. Me llamó la atención su concepto sobre los cambios de gobierno.

Afirma que no se trata solo de cambiar de personas, sino de formas de gobernar. Se trata de ganar con la razón de las ideas, de los principios, de los ideales, pero con la firmeza para llevarlos a cabo, para aplicarlos y no solo como banderas de campaña. A pocos días del triunfo de la revolución mexicana se cumplió una de sus verdades. Madero solo cambió a algunos funcionarios, mediante los tratados de Ciudad Juárez, ni siquiera a todos, incluyendo al ejército y la revolución ganada, se perdió.

La Lengua no Tiene Dientes, Pero Muerde 

Mucho de lo que dijo Flores Magón, sería aplicable hoy. No basta con que entre los candidatos de las lides políticas, hasta la madre se mienten, que se saquen sus trapitos al sol tratando de que la ciudadanía opte por el menos corrupto o bien por el que más niños acarició o más ancianos abrazó o bien por el menos chapulinesco o más “Cuate”.

No, no. Se trata de exponer programas, ideales, blandir sus principios, hasta gritar la ideología que profesa y practica. No esconderse tras su discurso tibio por miedo o por conveniencia. Vivir con la realidad de sus verdaderos propósitos. Porque quien no tiene ideales, principios y convicción, cuando menos los elementales propios y de partido y solo participa por intereses no tiene nada qué hacer en la política, porque solo será un monigote de otras personas y no merece el voto de ningún ciudadano.