El ladrillo

Por Nancy LUNA SORCIA

CHOLULA.- Hablar de la historia del ladrillo, es hacerlo también del progreso de la civilización humana. Desde que el hombre dejó de ser nómada, la importancia de construir casas resistentes ha sido una necesidad. Aquí te explicamos su historia, quién inventó el ladrillo, cuál es su origen y su evolución en el tiempo.

El ladrillo es una invención de la civilización acadia, un pueblo de Mesopotamia en el siglo XXII a. C. Existe una leyenda respecto a la invención del ladrillo. Según los acadios, el ladrillo es un invento divino, ocurrencia del dios Marduk.

Según su creencia, en el orden de sucesión de las cosas creadas por su dios, el ladrillo fue creado después de la tierra y del agua, junto al nacimiento de la vida y con anterioridad al concepto de casa y familia. Simbolizó el paso de la vida nómada a la sedentaria.

¿Cuándo empezó a construir el hombre su vivienda o salió de la cueva? No parece que tal hecho sucediera hasta hace solo 12.000 años. El ser humano era nómada, dependía de la caza, no vivía en lugar fijo, sino que de vez en cuando construía toscos refugios o chozas de madera y base de piedra que abandonaba luego.

Mesopotamia, lugar entre los ríos Tigris y Éufrates, era rica en valles fluviales abundantes en barro: allí nació el adobe o ladrillo sin cocer. De hecho, en la meseta de Irán, en la antigua Persia, se han encontrado en unos restos arqueológicos los primeros ladrillos de la historia hechos a mano hace ocho mil años.

Le sigue en antigüedad el ladrillo de Jericó en forma de hogaza, del 5000 a. C., del que hay ejemplares que aún hoy se conservan. En la Mesopotamia del 3500 a. C., se empezó a cocer el ladrillo y a rebajarse su tamaño, ya que el primitivo era enorme: el ladrillo pequeño se cocía mejor y resultaba también más resistente.

Su endurecimiento fue total hacia el 1000 a. C. En el capítulo 3 del libro del Génesis, donde se da cuenta de cómo los descendientes de Sem se disponían a construir la torre de Babel, se lee: “Partiéndose de Oriente hallaron una vega en tierra de Sennar, donde hicieron asiento. Se se dijeron unos a otros: venid, hagamos ladrillos y cozámoslos al fuego.

Los primeros ladrillos eran de forma ovalada y se hacían a mano. En Palestina o Siria estaban provistos de rebajes en la cara superior para que cogiesen el mortero de arcilla, ya que no se conocía el cemento. No se secaban en horno, sino al sol: así eran los ladrillos de Jericó. En Anatolia central (actual Turquía) a los ladrillos de uno de los poblados más antiguos de la tierra, Çatal Hüyük, se les daba forma en moldes de madera tras apisonarse el barro con los pies. Eran rectangulares, mayores que los de Oriente Medio, y se secaban al sol, técnica adoptada luego por todos.

En el año 1600 a. C., los babilonios empleaban el barro en sus obras de arte y fabricaban ladrillos en moldes de piedra o madera y aplicaban a la mezcla un vidrio coloreado que les daba mayor dureza y hermoso aspecto.

Fue en Mesopotamia donde comenzó la técnica del vidriado: los Jardines Colgantes de Babilonia, que los griegos consideraron una de las maravillas del mundo, levantados por la reina Semíramis, así como la hermosa muralla que rodeó Babilonia, utilizaron este tipo de ladrillo.