Por Nancy LUNA SORCIA
CHOLULA.- Habitualmente, no solemos preguntarnos por la historia de cosas tan útiles como la taza del váter. Pero sin duda, desde su origen ha sido un elemento fundamental en la higiene de la humanidad. Aunque te parezca increíble, ha salvado más vidas que algunos medicamentos.
Para buscar el origen del retrete debemos viajar unos 4.000 años hacia el pasado, en concreto, a la isla de Creta. Entre las instalaciones con que contaba el palacio real de Cnosos, en aquella talasocracia o civilización minóica que fue la cultura cretense, figuraba hace cuatro mil años un retrete parecido al que utilizamos hoy, con canal de desagüe, cisterna y taza.
El inodoro, que significa, que no tiene olor, parecía un invento apropiado, por lo que John Harington instaló en el palacio de Richmond el primer váter con taza y agua corriente de que hay noticia en Occidente.
Las sirvientas de la reina estaban entusiasmadas, y una de ellas, la camarera privada de Su Majestad encargada de la intimidad de la soberana, decía: “Vuestro ahijado ha tenido una idea tentadora, la taza del baño hará de vuestros retiros un asunto ligero”. Este curioso retrete «real», debía estar a la altura de su Majestad. Por este motivo se construyó como si fuera un trono. Puedes verlo en la siguiente imagen.
En 1775 el inglés Alexander Cummings patentó un W.C. de cisterna, aunque con malos resultados: goteaba. Tres años después retomó la idea Samuel Prosse, introduciendo una solución definitiva: la válvula esférica. De esa época es el famoso retrete de Bramah.
En 1884 el hojalatero inglés Thomas Crapper utilizó por primera vez el término water closet= armario del agua, que simplificó con las iniciales W.C. El nuevo modelo incluía por vez primera un sistema que retenía el agua y evitaba los malos olores. A la vez que incorporaba el invento del sifón.
Aunque el alcantarillado construido en Londres por Joseph Bazalgette empezó a funcionar en 1860. Ya en 1848 el parlamento había aprobado un Acta de Salud que obligaba a instalar en las casas que se construyesen a partir de aquella fecha un inodoro.
Por lo conveniente de aquel servicio, y desde entonces se le llamó Service al wáter en los círculos de cierto refinamiento, mientras que en el campo se le seguía llamando water closet o armario del agua, por la cisterna.
Aunque, como anécdota o curiosidad, debes saber que los campesinos del mundo anglosajón seguían llamando al retrete con un monosílabo, john, en recuerdo de John Harington, el noble inglés que lo inventó