El INE no se toca

Por Salvador ESPINA

CHOLULA.- La democracia en México sin dudas en frágil, pero también es uno de nuestros baluartes y patrimonios más importantes en la historia moderna de nuestro país, por ello, debemos fortalecerla todos los días con nuestras acciones de participación y civismo, pues tenemos una responsabilidad con la patria. Más que nunca, hoy, tenemos que defenderla de que sea asesinada por el actual gobierno con aspiraciones de régimen.

El tema que ha rodeado al INE en las últimas semanas por la reforma electoral enviada por el ejecutivo en el que, entre otras cosas, busca desaparecer la que, probablemente sea la única institución pública que tenemos para presumir al resto del mundo, abriendo las puertas a la imposición arbitraria de candidatos y representantes populares sin nada que hacer o decir al respecto.

Si bien, tengo 25 años, lo que equivale ya a un cuarto de siglo, y no me tocó conocer un México sin IFE (ahora INE), si he podido apreciar la historia política de nuestro país a través de mis estudios y de lo que he aprendido por relato de mis mayores. Algo que siempre resalta en estas historias es que en México se vivía un sistema estricto, opresor, falto de libertades y justicia en materia electoral, en donde el PRI gobernaba con puño de hierro e implacablemente controlaba el futuro de México y sus estados, al tener el poder suficiente para quitar y poner a quienes gobernarían a las y los mexicanos. Ni cerca los ciudadanos eran quienes decidían su destino electoralmente hablando.

Ese retroceso que se acabó con el INE y la alternancia democrática de 1997 en el Congreso y en el 2000 con Vicente Fox, es el que MORENA quiere lograr, dando un salto cuántico en reversa unos 40 años al pasado dónde el oficialismo dictaba el ritmo en México.

Hoy, a mi generación, que no sabemos lo que es vivir en “La Dictadura Perfecta”, probablemente no sepa lo que está en juego o el valor que tienen las instituciones como el INE y la importancia de la democracia para los países. Pero, por el bien de nosotros y de nuestros hijos, debemos dar la batalla más importante que le ha tocado pelear a los jóvenes en la historia moderna de México.

Por eso, los invito, amigas y amigos, especialmente a mis contemporáneos, es a hacer patria, sin importar nuestras diferencias, y dar la batalla para que lo que tanto esfuerzo, sudor, lagrimas e incluso sangre les costó construir a nuestros abuelos y padres no sea destruido. Esto, para que nosotros podamos vivir en un país en donde tengamos libertades y justicia en las elecciones de quienes determinaran el destino de nuestra patria.