Por Dr. Omar ROJAS VÁZQUEZ
CHOLULA.- Corría el año de 1999 cuando veíamos en la pantalla grande la historia de un androide, interpretado por Robin Williams, que tras una trama que exploraba los horizontes de la humanidad, así como los prejuicios de la misma, lograba su cometido y era finalmente declarado como el único humano de dos siglos del que hubiese certeza.
La historia de Isaac Asimov se creía inverosímil, una ficción que probablemente nunca se lograría, una máquina nunca podría ser un humano, así como un hombre jamás podría volverse una máquina, sin embargo, el destino nos ha alcanzado y en este preciso año, sorteando una pandemia, el empresario estadounidense Elon Musk, CEO de Tesla y SpaceX, presenta oficialmente Neuralink, una simbiosis entre la inteligencia humana y la inteligencia artificial.
La inteligencia artificial es definida como toda la llevada a cabo por máquinas, imitando las funciones cognitivas que los humanos asocian con otras mentes humanas, como percibir, razonar, aprender y resolver problemas, adaptando y empleando conocimientos para lograr tareas y metas concretas.
Estos procesos nos han acompañado desde hace décadas, ejemplos recientes son los doodle de Google, las plataformas inteligentes que tienen las pantallas planas, y ejemplos más coloquiales sitúan a los chats en línea como Chatbot, donde no se puede saber si con quien uno habla es humano o una máquina.
Nuestros propios teléfonos emplean la inteligencia artificial, a un ritmo vertiginoso, que, si bien es debatido por la ética que esto representa, nos permite tener una gran cantidad de comodidades en nuestras manos, teniendo alcance a todo lo que necesitemos con solo tocar una pantalla.
Este viernes, se presentó Neuralink, un dispositivo del tamaño de una moneda que introduce “hilos” más delgados que un cabello humano en el cerebro, donde decodificará en directo la actividad de todo el sistema nervioso, si bien la simbiosis entre hombre y máquina aún no es completada, en esta primera versión, se promete resolver problemas mentales, tales como ansiedad y depresión, mostrando la evidencia que también existirían posibilidades de recuperar la movilidad, mejorar la visión y tener un alcance específico en las funciones mentales superiores.
En esta primera instancia, Neuralink ha sido probado en cerdos, dada la similitud biológica con los humanos, el cerdo tiene un total de 1024 electrodos implantados en el cerero, que leerán la actividad nerviosa, siendo procesada por complejos algoritmos y enviada a un smartphone, si bien hay dispositivos que hoy en día leen la actividad nerviosa, ninguno ha penetrado tal número de electrodos y leído tanta información. Además de “leer” la información en el cerebro, se busca “escribir” señales en este, pero ese tópico, aún se encuentra en estudio, al igual que la autorización de la FDA para pruebas en humanos, que, contrario a lo que se había anunciado en años anteriores, no será posible en este 2020.
La colocación se describe simple, robotizada y sin sangrado, ya que los hilos son tan pequeños que no tocan los vasos sanguíneos, se ha descrito sin anestesia general, prometiendo el alta tan pronto termine el procedimiento, sin embargo, la presentación realizada no es un lanzamiento al mercado, el propósito de dicho evento ha sido una llamada a expertos e ingenieros para trabajar en Neuralink, pues la brecha para lograr una simbiosis entre ambas inteligencias aún es abismal, aunque cada vez, se hace más pequeña.