Por Nancy LUNA SORCIA
CHOLULA.- La historia del disco tiene más de 130 años de antigüedad. Como es obvio, originalmente no era tal y como lo conocemos hoy, ni mucho menos. Para empezar, los primeros discos estaban elaborados con cera. Aunque tardo en ser aceptado por la sociedad, acabó obteniendo éxito.
El día 6 de diciembre de 1877 Thomas Alva Edison (inventor de la bombilla), que había empezado a trabajar de firme en un invento unos meses antes, tenía ya diseñado su fonógrafo. Habló con su mecánico John Kruesi y éste lo plasmó en un objeto material. Grabó su mensaje en un cilindro de hoja de estaño utilizando una aguja o estilo que se movía a lo largo gracias a un tornillo. Aquel estilete o aguja se reemplazaba por otro que estaba conectado a un tubo de audición y que había sido colocado sobre un registro para poder reproducir el mensaje grabado.
La primera impresión fonográfica, es decir, la primera grabación era una frase inocua: Mary had a small lamb (“María tenía un corderito”). Edison patentó su hallazgo en febrero de 1878. Aunque la calidad del sonido era deplorable y los cilindros sobre los que se grababa duraban muy poco, la noticia recorrió el país.
¿Para qué servía el fonógrafo si todavía no se había inventado un sistema de registro y conservación del sonido que valiera la pena reproducir? Las grabaciones se llevaban a cabo dando el cantante mismo vueltas al cilindro mientras interpretaba.
En cuanto a su rentabilidad, era más que dudosa: no existía la posibilidad de hacer copias ni se podía hablar todavía de discos, ya que las primeras grabaciones se hacían sobre cilindros de cera: lo que la cantante dejaba grabado sobre el cilindro sólo servía para un ejemplar o unidad, y para conseguir otro era preciso que la cantante volviera a interpretar la canción, ya que sólo podía hablarse de originales.
Era un trabajo ímprobo y nadie en su sano juicio se sometía a aquella tortura. Por supuesto que los grandes nombres del momento no querían ni oír hablar de aquello, ya que pensaban que les desprestigiaría.
En 1886, un primo del inventor del teléfono, chichester Bell y Charles Summer Rainter patentaron un aparato parecido al fonógrafo de Edison y lo llamaron gramófono, aparato cuya producción y explotación está en el origen de la poderosa Columbia Broadcasting System (CBS).
En 1887 el inventor germano-estadounidense Emile Berliner remplazó el cilindro del fonógrafo por una serie de finísimas placas de cinc recubiertas de cera en cuya superficie había una gran cantidad de surcos: el disco. Berliner, que residía en Estados Unidos, decidió llamar disco a su nuevo invento por su parecido con el tejo lenticular de las pruebas atléticas.