Por Gemma GRACIAN
CHOLULA.-“No se vale echar el cerillo y esconder la mano, después de que se prende la paja, no se sabe apagarla”, esta frase del gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina, describe muy bien la forma de operar de la ex diputada federal, Roxana Luna Porquillo.
La ex legisladora del Partido de la Revolución Democrática (PRD), fue muy conocida en tiempos del morenovallismo, cuando tomó la bandera de defensa de los habitantes de Chalchihuapan, tras el enfrentamiento con policías estatales, que derivó en la muerte del niño José Luis Tlehuatle, de apenas 13 años de edad.
Al pasar el tiempo, los mismos habitantes, literalmente la corrieron del movimiento, porque se dieron cuenta de sus verdaderas intenciones.
Ahí entra la frase del cerillo.
Sino pregúntenle a Araceli Bautista, madre del edil auxiliar detenido o a la misma Elia Tamayo, mamá del menos fallecido.
Después, Roxana, anduvo deambulando por los pasillos perredistas, tratando de hacerse del comité estatal, cosa que nunca logró.
Finalmente, ya sin nada, para muchos fue una sorpresa, para otros no tanto, se unió a apoyar a la finada Martha Erika Alonso, en busca de la gubernatura en 2018.
Increíblemente, apoyó al proyecto de quien decía era su archienemigo Rafael Moreno Valle Rosas.
Así de simple mostró quien era realmente.
Como reporteros que cubrimos las notas de Chalchihuapan, fuimos testigos de que se decía perseguida del morenovallismo y juró en su momento que no cejaría en su intento por destronar al grupo.
Lo cierto fue que al ya no tener nada, se alió con ellos.
En una entrevista que le hice en 2018 a Araceli Bautista, afirmó que no había ninguna reconciliación porque no hubo una real pelea entre el morenovallismo y Roxana Luna.
De este modo, Bautista afirmó que Roxana Luna, aprovechó el movimiento de Chalchihuapan para lograr sus intereses personales.
Así de simple.
Ahora, ya totalmente descobijada, todo parece indicar que pretende mover a los grupos que aún la escuchan en la zona de Cholula, para nuevamente estar en los reflectores.
¿Y para qué?, buscar negociar, como lo hizo en su tiempo con los morenovallistas.
Y que mejor que hacerlo de manera violenta para llamar la atención.
Y si no es así, surgen algunas preguntas:
¿Realmente tiene control de los manifestantes o sólo los acompañó?
¿Y si hay control, por qué no los detuvo?
¿Nunca les pidió no ejercer violencia desde antes o al llegar a Casa Aguayo?
¿A ver los sillazos, porque en lugar de resguardarse atrás de los uniformados, no fue con los campesinos a calmarlos y evitarlo?
¿Por qué hizo un video que publicó en Tik Tok, donde señala que está con los campesinos, si no pretende reflectores?
¿Por qué sólo se sabe de ella cuando se acercan elecciones?
Dudas que matan.