El capitalista metido en la Revolución Mexicana

 

* La 4T se ve como usurpadora de aquella historia

Por Edmundo TLACUILO ALMAZÁN

CHOLULA.- La historia de la revolución mexicana se enseña en las escuelas tendenciosamente, mezclando personajes de clases sociales contrarias, ocultando contradicciones fundamentales. Resultan lo mismo Madero, Carranza y Obregón que Zapata, Villa y Ángeles, y al no diferenciar debidamente las clases sociales participantes se confunde la conciencia histórica.

En 1910 prevalecía un régimen predominantemente feudal, basado en grandes haciendas, el poder de la aristocracia terrateniente. Según Adolfo Gily, en 1910: “El censo registraba 83 hacendados, estos eran los dueños del territorio nacional: 167, 9678,814 hectáreas estaban en sus manos, “(La Revolución Interrumpida”, página, 49); un promedio de 200 mil hectáreas por hacendado, aunque, caso extremo Luis Terrazas poseía dos millones de hectáreas. En las haciendas, los peones acasillados eran rehenes, sujetos por deudas, bárbaramente explotados, como describieron B. Traven en La Rebelión de los Colgados, y John Kenneth Turner en México Bárbaro.  De ese régimen eran representantes conspicuos Porfirio Díaz, Ramón Corral y Enrique Cree.

El capitalismo se veía frenado. Encerrada en las haciendas, la fuerza de trabajo necesaria para mover industrias, no podía desclasarse libremente a venderse donde el capital la requiriera; los campesinos en posesión de parcelas de las que obtenían su sustento pagando renta al hacendado, no se volvían asalariados, la relación salarial no se había generalizado, con lo que la oblación solo en medida limitada podía comprar mercancías; la producción era fundamentalmente de autoconsumo la tierra, medio de producción fundamental, no podía fácilmente ser vendida y comprada, ello bloqueaba la inversión capitalista. Así l régimen afectaba a los campesinos y también a la burguesía. En aquel capitalismo apenas emergente, salvo en algunos sectores, la clase obrera era débil, muy ligada todavía política e ideológicamente, a sus raíces en el artesanado y el campesinado, y limitada en su madurez y combatividad independiente como clase.

Estalló la revolución y a la cabeza se puso la clase capitalista, representada por Francisco I. Madero, miembro de una prominente familia de empresarios coahuilenses en minería, banca, industria vitivinícola, ganadería y agricultura. Madero “heredó los cuantiosos bienes de su familia, una de las más acaudaladas del país”. En torno a la democracia: el sufragio efectivo y la no reelección 1890-1928, compilación  INEHRM 2004. Posteriormente tomaron la estafeta otros representantes de la  misma clase Venustiano Carranza, ranchero acomodado, gobernador de Coahuila, con el destacado apoyo de otro rico agricultor, Álvaro Obregón y el grupo Sonora, con Plutarco Elías Calles, Adolfo de la Huerta, Abelardo L. Rodríguez y otros personajes de clase media que luego aún incipiente impedía a la clase capitalista tomar el poder sola, por lo que le fue necesario atraer a los campesinos con la promesa de devolver las tierras robadas a los pueblos, como Anenecuilco, el de Zapata, y repartir las haciendas, los campesinos tuvieron como líderes a Emiliano Zapata y Francisco Villa; el ejército de este último incluía también, y muy importante, obreros (principalmente ferrocarrileros y mineros) artesanos y  comerciantes. Ambos líderes forjaron una alianza de los pobres de la ciudad y del campo, de la que formó parte el general Felipe Ángeles, de manifiesta simpatía por el socialismo, al igual que algunos sectores zapatistas.

La clase capitalista accedió el poder con el triunfo electoral de Madero en 1991, impulsado por la toma de ciudad Juárez, realizada por Villa. Pero Madero hizo un pacto a espaldas de los campesinos, los “Tratados de Juárez”, donde Díaz renunciaba, un presiente interino convocaría a elecciones, los ejércitos campesinos se desintegraban y entregarían sus armas al ejército federal, o sea al de Díaz. Es decir, nada habría cambiado, solo la persona en el poder, ya presidente, y fiel a su clase Madero se negó a entregar las tierras y desarmó a los ejércitos campesinos gracias a cuya fuerza había triunfado. Villa fue encarcelado;, luego escapó; Zapata lanzó su Plan de Ayala, desconociendo a Madero y mantuvo activa su revolución, ahora contra la burguesía triunfante.

Llegó febrero de 1913, la Decena Trágica cuando el antiguo régimen buscó regresar por sus fueros. Victoriano Huerta, general porfirista, nombrado por Madero, jefe del ejército, dio un golpe de Estado y asesinó al presidente, participaron también en la asonada otros connotados porfiristas: Félix Díaz, sobrino de don Porfirio Díaz, Bernardo Reyes, ex gobernador de Nuevo León y el general Manuel Mondragón. La conspiración fue organizada en la embajada de los Estados Unidos, encabezada por Henry Lane Wilson; por eso se le conoce como “Pacto de la Embajada”. Son los estertores del antiguo régimen estos hechos detonaron la segunda etapa de la revolución, con Carranza a la cabeza de la burguesía. Pero los ejércitos campesinos habían acrecentado considerablemente su fuerza; en abril de 1914 la División del Norte, tomó Torreón, y en junio Zacatecas, dando así el turo de gracia a la dictadura Huertista. Villa tomó Zacatecas contra los intentos de Carranza por contenerlo, para que no llegara primero a la capital del país, antes que Obregón, fortalecidos los ejércitos populares vino la convención de Aguascalientes, (diciembre de 1914), donde se estrechó la alianza entre Villa y Zapata, surgió de ahí un gobierno provisional, de clase media, encabezado por Eulalio Gutiérrez, apoyado por los ejércitos campesinos, pero que terminó entendiéndose con Carranza y Obregón. El 16 de diciembre de 1914, los ejércitos de Villa y Zapata entraron triunfantes a la capital; ahí los generales se tomaron la famosa fotografía en la silla presidencial.

Pero no lograrían convertir su triunfo militar en consolidación política, en control y transformación del aparato de Estado, carecían de la visión necesaria y de un proyecto integral de país, debilidad histórica del campesinado como clase social aislada. No pudieron ofrecer un gobierno nacional viable y terminaron dejando el poder conquistado.

Este rancho está muy grande para nosotros diría el general Villa. La clase obrera, inmadura aún, confundida por el anarcosindicalismo, fue cooptada por la burguesía. La casa del obrero mundial pacta, por la burguesía. La Casa del Obrero Mundial, pactó con Carranza y se formaron con Obregón los Batallones Rojos, de obreros, para combatir a Villa. A la COM perteneció también Luis Napoleón Morones, quien, con el patrocinio de los capitalistas triunfantes fundó en 1918 la CROM más tarde llegó a ser Secretario del Trabajo con Calles. Consumado su triunfo, la clase capitalista procedió a deshacerse de los líderes campesinos; por órdenes de Carranza Zapata fue asesinado 1n 1919, en abril, y Felipe Ángeles, fusilado en noviembre; Villa fue asesinado en 1923, por órdenes de Obregón y Calles. Al final, la burguesía triunfó hizo su constitución, la de 1917 con algunas concesiones políticamente convenientes a obreros y campesinos y luego de ajustes de cuentas entre fracciones, consolidó su poder desde 1924 con Plutarco Elías Calles.

Han pasado los años y hoy sigue gobernando la misma clase capitalista, mas reaccionaría con el paso del tiempo y la decadencia de su régimen pero astutamente disfrazada de izquierda en MORENA, en una versión política rejuvenecida, son los mismos que han gobernado antes el país, como puede verse pro sus prácticas y mañas y por el origen de sus principales cuadros, mientras tanto, los obreros y campesinos que hicieron la revolución, aún esperan justicia; burlados y enganchados, siguen recibiendo limosnas. Continua pendiente su tarea histórica de tomar el poder, que en su momento ganaron Villa y Zapata, verdadero líderes del pueblo cuyo nombre usurpa la 4T aquella historia de tradiciones y persecuciones de la clase rica a los pobres, a los que usa para encumbrarse y luego burla, sigue viva lo que ocurre en la actualidad no es pura coincidencia.

Benévolo lector, algunos versos de Jame Torres Bodet.

¡La sombra está dispuesta

A convertirse en luz para el que sabe

Cuán lenta es siempre el alba de una idea!