Editorial Por Mario SALAMANCA RODRÍGUEZ

Lamento de El Caminante

 

Destruyó todo, lo feo y hermoso

 

Derramó su enojo, como el fuego

 

Él fue como enemigo… y destruyó

 

Palacios y cosas, grande lamento

 

 

 

Todo poder, riquezas el termino

 

A su diestra el pueblo se humilló

 

Atrasado fue el pequeño mundo

 

Afirmó su mano contra el enemigo

 

 

 

Cuarenta días y noches el diluvio

 

Destruyó mi señor y no perdonó

 

En su ira, todo se acabó

 

Príncipes y reyes los humilló

 

 

 

Árboles, enramadas en el huerto

 

¡Me aparté de fiestas y del reposo!

 

Destruidos muros él lo determinó

 

Descubiertos reyes, sacerdotes al santuario

 

 

 

No retrajo cordel de su m ano

 

Desolación, lamento, él lo hizo

 

Quebrantó cerrojos, todo se destruyo

 

No hay ley, no hay profetas, en el mundo

 

 

 

Me senté en tierra, en el polvo

 

Lágrimas derramé, hay de mi hígado

 

Causa, muerte del caminante del pueblo

 

Desfalleciendo el viejo “cuando niño”

 

 

 

¿Dónde está el pan y el vino?

 

El alma hoy está derramando

 

Eres semejante y sin testigo

 

¿Quién te sanará del quebranto?

 

 

 

Vanidades, locuras son pecado

 

Descubriendo pecados en cautiverio

 

Aprendiste brujerías, eso es pecado

 

Menearon sus cabezas en el camino

 

 

 

Todo eso hizo el hijo del pueblo

 

Abriendo las bocas y diciendo

 

Día de esparcimiento hoy no fue lo hablado

 

Todo hoy lo hemos visto

 

 

 

Lo que fue determinado: fue hecho

 

Desde el tiempo antiguo; fue cumplido

 

Lo hizo, destruyo, no perdonó

 

Mi corazón clama el señor con lágrimas como el arroyo