Editorial

 

Por Mario SALAMANCA RODRÍGUEZ 

¡Cuán Grande es él! 

Señor mi dios, al contemplar los cielos

El firmamento y las estrellas mil;

Al oír tú voz en los potentes truenos

Y ver brillar el sol en su cenit.

Mi corazón entona la canción

¡Cuán grande es él! ¡Cuán grande es él!

Mi corazón entona la canción

¡Cuán grande es él! ¡Cuán grande es él!

Al recorrer los montes y los valles

Y ver las bellas flores al pasar;

Al escuchar el canto de las aves

Y el murmurar del claro manantial.

Cuando recuerdo del amor divino

Que desde el cielo al salvador envió;

Al buen Jesús que por salvarme vino;

Y en una cruz sufrió por mi y murió

Cuando el señor me llame a su presencia

Al dulce hogar, al cielo de esplendor;

Le adoraré cantando la grandeza

De su poder y su infinito amor.

(Autor ruso) 

El cántico de los 144,000 

Después diré, y he aquí el

Cordero estaba en pie sobre

Al monte Sión y con él ciento

Cuarenta y cuatro mil,

Que tenían el nombre de él

Y el de su padre escrito

En la frente.

Y oí una voz del cielo como

Estruendo de muchas aguas,

Y como sonido de un gran

Trueno; y la voz que sí era

Como de arpistas que tocaban

Sus arpas.

Y cantaban un cántico nuevo

Delante del trono, y delante

De los cuatro seres vivientes

Y delos ancianos;

Y nadie podía aprender el

Cántico sino aquellos ciento

Cuarenta y cuatro mil

Que fueron redimidos de entre

Los de la tierra.

Estos son los que no se contaminaron

Con mujeres,

Pues son vírgenes. Estos

Son los que siguen al

Cordero por donde quiera que

Va, estos fueron redimidos

De entre los hombres

Como primicias par dios y

Para el cordero.

Uy en sus boas no fue hallada

Mentira, pues son sin

Mancha delante del trono de dios.

“Dios nos Ama”.