CHOLULA.- Cuando conocí al Movimiento Buena Voluntad 24 Horas de Neuróticos Anónimos lo hice bajo todavía el efecto de algunas pastillas que había ingerido para sentirme bien, sin embargo, no era así.
Desde los 16 años me había drogado y no podía parar, había fumado marihuana con la finalidad de sentirme integrado, comprendido, porque en el fondo padecía de una gran soledad, siempre estaba muy apartado de la gente. Recuerdo que mientras estaba drogado me sentía con una fuerza increíble y hasta tenía carácter, hacía cosas que en otro estado de ánimo no hubiera hecho, por ejemplo, insultar a la gente sin miedo.
Era tal mi dependencia de las drogas que aunque me sentía mal por consumirlas no podía dejarlas, así que en varias ocasiones desee morir, sin embargo, también me aterraba la muerte. Mi familia no se daba cuenta de que me drogaba porque yo llevaba una doble vida, es decir dentro de lo que cabe realizaba todas mis labores lo más normal que podía y además nunca llegué a robar para seguirme drogando.
Años más tarde, cuando ya estaba casado, mi esposa me llegó a decir que solo tenía valor tomando pastillas y que solo era capaz de enfrentar los problemas de esa manera, eso me dolía, pero no podía evitarlo.
Fue así como conocí al Movimiento Buena Voluntad 24 Horas de Neuróticos Anónimos, poco a poco y gracias a las experiencias de los compañeros y al respeto que ahí prevalece pude dejar de drogarme, para mí esta agrupación es la diferencia entre una vida feliz o la tristeza.