Por Nancy LUNA
CHOLULA.- El 28 de diciembre se celebra el Día de los Santos Inocentes, una fecha que está llena de bromas de todo tipo y en la que seguramente escucharás la frase: "¡Inocente palomita que te dejaste engañar!" si es que caes en alguna. Sin embargo, el origen de esta tradición está en el cristianismo y tiene que ver más bien con una matanza de infantes.
De acuerdo a la tradición católica y el Evangelio de San Mateo, fue hace más de dos mil años cuando el Rey Herodes ordenó matar a todos los niños menores de dos años en Belén, Judea, esto, con el objetivo de conservar su poder, pues Herodes buscaba asegurarse que el anunciado Mesías, futuro Rey de Israel, fuera asesinado, pues de acuerdo con los ahora conocidos como Reyes Magos, habían visto aparecer estrella y recordaron la profecía del Antiguo Testamento que decía: "Cuando aparezca una nueva estrella en Israel, es que ha nacido un nuevo rey que reinará sobre todas las naciones".
¿Desde cuándo se celebra el Día de los inocentes?
Es por eso y a partir de ese genocidio que la Iglesia Católica recuerda cada 28 de diciembre a los Santos Inocentes, llamados así, pues a esa edad no podían haber cometido algún pecado. Por otra parte, durante la Edad Media se combinó esta conmemoración con otra tradición pagana conocida como la ‘Fiesta de los locos’, una jornada llena de fiestas y desenfreno, celebrada en los días comprendidos entre Navidad y Año Nuevo y que finalmente se adaptó al 28 de diciembre.
En los países anglosajones, así como en Francia, Alemania, Italia y otros países se celebra una fiesta similar el 1 de abril conocida como ‘Día de los tontos’ o ‘Fools’ Day’.
¿Por qué se hacen bromas el Día de los Inocentes?
La tradición de hacer bromas el 28 de diciembre no sostiene relación directa con el asesinato de niños en Belén, sino más bien se estableció a raíz de las Saturnales, que eran importantes festividades romanas celebradas las últimas semanas del año en honor a Saturno, dios de la agricultura. Durante las celebraciones, se acostumbraba a establecer reuniones entre la clase gobernante y la gobernada, en las cuales se degustaba, entre otras cosas, de un pan con un haba en su interior, y quien hallara dicha haba era nombrado rey temporal.
Esta condición era aprovechada por el monarca pasajero para hacerle bromas a sus semejantes e incluso cometer abusos contra los conciudadanos, por lo que a la historia trascendió la costumbre de hacer bromas.